El otoño anuncia su llegada. Este atardecer viene cargado de agua y el perfume de la tierra mojada llega a mi azotea. Las gotas de lluvia se estrellan en mi tejado y en el horizonte el sol se despide detrás de una cortina de nubes y de lluvia...Llega la quietud, el detenimiento y un sentimiento que llama a mi puerta después del verano. A veces el silencio lleva la música de la lluvia relajante. Las ruedas de los coches, alguna voz lejana y todo es detenimiento en esta tarde de lluvia que trae el frescor no artificial del aire acondicionado.
Busco algún disco y me pierdo en mis estanterías. Busco algo que me recuerde a la lluvia y a la paz interior; a la melancolía del corazón compartida; a la nueva etapa que comienza con el otoño y me dejo llevar por Serrat con su "Balada de otoño". Hace una temperatura ideal: Ni frío ni calor parece como si el mundo se parara y hablara solamente la lluvia. La soledad se impregna de paz interior y me deslizo por mis sentimientos como lo hace Serrat cuando en mi equipo de música suene su canción. Perece que el tiempo frena y los segundos se disfrutan a la vez que la luz del día se despide hasta mañana. De esta manera me despido yo también y La balada de otoño rompe con la lluvia de mi tejado en ese momento donde mi recuerdo aparece con sabor a tierra mojada...