Las avejas visitan con hambre voraz las macetas de mi madre. Las golondrinas, enamoradas de mi amiga Namyra, vuelan desde hace días por el pueblo y además también, los gorriones cortejan a sus hembras haciendo peripecias por cientos de tejados, campos y calles. Dentro de nada, la vida volverá a cada árbol y a cada nido pues la sangre y la sabia se renuevan por ser tiempo de frutos y de flores.
Me fascina la organización de una colmena de abejas, de la capacidad que tiene una golondrina en hacer su nido o, de ese instinto que tiene cada animal en hacer su vida sin tener que aprender de otro ser vivo. Los seres humanos (cómo no) intentamos cambiar nuestra naturaleza con errores garrafales y al final, como el cauce de un río, todo vuelve a su sitio. Las leyes de la naturaleza tienen el secreto de la verdad y esa invención del hombre por comprenderla para muchas veces variarla, solo es una forma más de manipular la verdad.
Tengo la convicción y la prueba de que el ser humano nace con una personalidad llena verdades como puños. Con el paso de los años y la madurez, vuelvo a mis raices y a todo lo que creía entonces verdadero pues para mi asombro, volver a ser niño, tiene más razón y peso que el de un adulto en ciertas ocasiones. El desengaño posee el filo de una guillotina de aquello que siempre fué de verdad y así todo lo cambiamos por desasosiego. Si miramos nuestro corazón, nuestros pensamientos...aquello que nos hizo vivir hace años y de la equivocación de muchas cosas del presente, veremos lo que hemos perdido por querer vivir prescindiendo de esa ley natural...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario