Desde aquellos días, las manos de la gente me causan fascinación y ella las tenía muy hermosas. No eran ni grandes ni pequeñas pero sí sedosas y bién cuidadas. Su calor me daba seguridad cuando las tomaba y el perfume se difuminaba en mi mente cuando estaba solo en mi cuarto y los fantasmas me acechaban...Yo era un niño de corta edad que por problemas en las piernas, necesitaba que alguien me ayudara en momentos determinados. Ella era mi maestra. Todo cuanto hacía me resultaba maravilloso. Me gustaba observarla cuando caminaba, cuando reía, cuando se enfadaba, cuando miraba al infinito buscando en su cabeza una respuesta o cuando me tomaba de la mano para bajar las escaleras. Fué mi primer amor; algo tan inocente en un niño de 5 años donde su cabecita era un ordenador a todo gas para asimilar las cosas de la vida; el descubrimiento de lo que no se conocía, el secreto de saber lo que pasaba. Ahora puedo revivir el olor infantil y profundo de la clase, su voz enredándose en mis oidos, mis compañeros de clase y el polvo de la tiza en sus dedos cuando se los limpiaba con un pañuelo. Las manos han significado para mí algo mágico por ser capaces de crear belleza como una prolongación del alma. Su calor era ardiente cuando me acariciaba la cara y me tomaba de la mano. Después de todo aquello pasaron muchos años y llegó el olvido de muchas cosas menos de ella: la mujer más encantadora que jamás he conocido.
Cuando conocí a mi mujer, fueron sus manos en lo primero que me fijé. Luego su forma de hablar, su sonrisa, la manera de caminar y el perfume que
usa. Antes no hubo otra mujer por no ser enamoradizo y me casé con
ella. A veces caminamos cogidos de la mano y siento su calor como quién
da un beso de amor. Por las noches, tomo sus manos acariciándoselas y
ella me las aprieta volviendo a mi recuerdo aquel sentimiento de seguridad que me daba mi
primer amor...Quiero a mi mujer pero no puedo huir del pasado, son vivencias que forman parte de mi forma de ser. Cuando me presentan a alguien, con prejuicios juzgo a esa
persona por sus manos, incluso me he dejado llevar por ese juicio. Pero
ella siempre estuvo presente e imagino que si aún vive, las manos
como el resto del cuerpo son perecederos. Nunca vi unas manos iguales
como aquellas y mi mujer que lo sabe todo sobre mi, también me eligió
por mis manos cuando la conocí pues hace la manicura...
4 comentarios:
Hay manos que son un sueño. Que hermosa canción y que bonito tu texto. Saludos amigo Buscador.
Las manos dicen mucho de la persona. Un beso
Que bien, esas manos dadivosas seguro siguen dando cariño, por el sentir del corazón...
<bellos recuerdos.
Las manos hablan de cada
persona.
Besitos dulces
Siby
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