Recordaba aquel dicho que pasaba de boca en boca y que nadie escribió jamás. Pasaban los años y las generaciones, llegaban los últimos años de su vejez tal y como zapatos viejos gastados que se resisten a no ser usados más. La casa era un amasijo de recuerdos colgados en las paredes y de adornos en algún mueble. El paso del tiempo era reflejo de infinitos momentos impresos en fotografías; recuerdos de un tiempo que marcaba una fecha casi olvidada cargados de rostros con sonrisas provocadas para decir que de alguna manera en aquel momento se era feliz. La soledad se adornaba de recuerdos lejanos y olvidos de lo que se hizo hacía unas horas. Parecía como si todo lo vivido resultara no tener el don de la perpetuidad, que la vida fuera una película hecha a medida con un final imprevisible. El miedo a la muerte se traducía en continuas visitas al médico por temor a contraer lo incurable y el médico le decía que se cambiaba por el. Las horas pasaban sin saber que hacer. Salía mil veces a la puerta de la calle para encontrar a alguien a quién saludar pero al parecer, aquellos rostros de su calle pertenecían a desconocidos, gente y más gente como venidos de otros sitios. A veces le preguntaba a María su edad y su hija se enfadaba por ser la quinta vez en el día que se la hacía. Comprendía lo limitadas que tenia sus facultades y ponía toda su voluntad en superarlas pero aquel dicho viajaba por el tiempo como algo perdurable. Decía..." La vida guarda el espíritu de lo inmortal y cada persona nace con la capacidad de sentir. Quizás, lo más bello de todo sea lo irrepetible del espíritu humano y...la memoria de saber que se ha vivido". De un tiempo lejano vino el recuerdo de su madre que cuando lo tenía en brazos le susurraba al oído lo que ahora era el espíritu de su recuerdo. Recordar los primeros años de vida en la madurez, era volver a sentir la vida desde la inocencia.
3 comentarios:
Te vuelvo a repetir, un bonito y emotivo relato. Abrazos y felices sueños.
Precioso post. Por María y no perder los recuerdos.
Un abrazo, amigo
Lo importante Quizás es que comprendemos final de nuestra vida quiero más valioso lado vivir después.
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