domingo, 21 de abril de 2013

La mujer que amé



De vez en cuando, atrapar la belleza es cuestión de segundos y a veces, de menos. Se pasea desnuda como para llamar nuestra atención, se cuela en la mirada, penetra en los oídos, nos toma el tacto...Quizás no hay mayor traición que perderse en la ausencia...Con frecuencia, la belleza me saca de mis sueños cotidianos y todo un mundo de sensaciones se desperezan a la vida.
Ahora, más que nunca en primavera, vuelvo a revivir cosas pasadas. También me baño en acontecimientos cotidianos y la mayor parte de todo ello, es en soledad...Mi mundo interior se hace más grande; como si mi corazón tuviera aumentos para los sentimientos y se vieran las cosas ni mejor ni peor, solo diferentes.
El silencio me enseña muchas cosas. Con la percepción de mis poros abiertos a lo oscuro, me sorprende la luz de mi verdad. En momentos determinados me aíslo allá donde puedo estar sereno; cuando mi corazón bombea en mis sienes y lo siento a golpes, cuando hasta el aire que respiro se siente en mi nariz y baja al pulmón. Estos días, no se lo que me pasa pero no puedo evitar pensar en tí...




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