miércoles, 1 de enero de 2014

Toreros


En mi familia somos muy sensibles, demasiado. No tenemos el valor de soportar aquello que nos cala tan hondo; preferimos dejarlo pasar y callar. En mi familia, nos pueden mucho las pasiones y hablar de ello, nos limita infinitamente. Se crea una frontera de silencios cargada de magia porque las cosas que nos pasan o hacemos, se multiplican en  nuestro sentir. El afecto que nos tenemos es tan difícil que nos reprime porque de lo contrario, daría miedo en sus consecuencias. De esa manera, vivimos por ser superlativamente sensibles y es que, compartir corazones tan limpios, es cosa de torearlos ya que nos dolería treméndamente alzarlos en voz viva...






No hay comentarios: