Paseó por la ciudad sumido en sus pensamientos; abatido y derrotado pero con esa humildad que suele aparecer cuando algo o alguien te pone las cosas en su sitio y no puedes decir ni una palabra; cuando es esa verdad la que te toca el sentimiento y uno sencillamente, admite que es mejor siempre no complicarse la vida por valorar valores que se tenían perdidos...
Cansado, la mañana comenzaba con las calles casi vacías de gentes. La soledad significaba algo que lo engullía por momentos; algo que lo alcanzaba hasta el infinito en un pozo oscuro que le daba mucho miedo y respeto. Las calles de su ciudad estaban plenas de gentes con recuerdos amargos...
Desayunó en una terraza y el desfile de su vida comenzó. Allí tomaban café personas conocidas que guardaba en su memoria. Por primera vez en mucho tiempo, tuvo el peso y la conciencia de admitir que no se portó bién con nadie y antes de que lo conocieran, se levantó y se largó de allí como un cobarde que no afronta a la vida...Bajó por la calle y se tropezó con más gentes que conocía, pero le nagaban el saludo. Bajó la mirada al suelo abatido; su pasado pesaba demasido para llevar la cabeza erguida.
Más y más gentes se cruzaban con él pero no reparaban en él; vivían en sus cosas, en lo cotidiano: en su familia o amigos pero no como él...La memoria se colmó de fechorías mientras el corazón no aguantaba más el peso de los pecados; de su conciencia que la creía perdida.
Al final de la calle la vió con su niño de la mano y estaba tan guapa como siempre. Ella lo dejó porque aquella relación de mentiras y de cuernos empañaban al hombre del que una vez se enamoró; así llanamente.
Cruzaba por delante de la iglesia del barrio y entró para esconderse antes de que ella lo viera.
Todo era silencio y recogimiento. Una mujer oraba en silencio delante del Altar y tomó asiento en el último banco...Revisó en su memoria a todas esas personas con las que se cruzó como si desfilara delante de sus ojos la larga película de su vida y, lloró amargamente.
Una mano se posó en su hombro pero no había nadie. Sintió la presencia de algo o alguien, pero no había nadie...Cerró los ojos hundido en su pensar y algo le dijo que llegaba su fín. El lo aceptó.
Salió de la iglesia aturdido. El mundo le daba vueltas y cayó al suelo de bruces. Una chica se le acercó corriendo. El suelo tenía un charco de sangre por la caida. Antes de perder el sentido, alzó su mirada a aquellos ojos azules que lo miraban con cariño. Un poco más arriba, estaba la estatua de San Alvaro. Sonrió con sonrisa cálida y murió en paz cuando asumió con valor todo lo sucedido.
A veces basta con un segundo para que Dios te perdone los pecados de toda una vida...
14 comentarios:
Triste relato pero con un final de redención...
Muy bueno felicitaciones.
Te dejo un beso enorme al alma y que tengas un feliz viernes.
Sólo Dios lo sabe...
Por eso hay que hacer su conversión a tiempo.
un abrazo.
No sé si los remordimientos pueden hacer enfermar, pero imagino que sí. Por eso hay que pedir perdón, y perdonarse e incluso. Muy buen relato.
Un abrazo y a por un viernes excelente para ti, Buscador
Siempre llega ese momento en que el corazón se abre... Un texto triste pero lindo por su contenido. Saludos amigo Buscdor.
si fuese así de fácil la salvación sería lindo eh pero creo que es un poquito mas difícil... hay que portarse lo mejor posible ja... saludos master
Al menos llegó a tiempo el arrepentimiento. Un beso
En la vida siempre hay un momento para reflexionar por todo lo que nos ocurrió y pedir perdón ..ya no hay vuelta a tras lo que se hizo hecho esta.,pero si pedir perdón y al menos quedarnos con esa parte de arrepentimiento ..La vida nos da y nos quita .
Un relato crudo pero a la vez nos enseña lo que no debemos hacer.
Un abrazo .
Un bonito relato el que nos dejas y que se sigue con mucha atención. Gracias por el regalo.
Un abrazo.
que bien escribes sin vueltas tan claro que me vi en el texto reflejada
has crecido en palabras y sentimientos este escrito es valioso es maravilloso muchacho
muy bello el relato Buscador y la moraleja es única, en un solo segundo se arrepintió de todo lo que había hecho y Dios le perdonó. ¿Sabes? cuando en nuestra religión nos dicen que Judas se ahorcó y se condenó por haber traicionado a Jesús, se me ocurrió decir en una clase de religión al profesor, que yo no creía que fuese así (siempre busco la bondad que todos llevamos oculta en el alma) y le dije...¿Usted sabe si mientras se estaba ahogando con la cuerda al cuello pidió perdón a Dios por lo que había hecho? Se quedó mirándome muy serio y me dijo... pues no, eso nadie lo sabe, y entonces le dije, pues no diga que se condenó, pudo y creo que cuando le faltaba el aire, pudo arrepentirse de su horrible pecado y Dios le perdonó y se salvó.
Mire con que poquitas palabras Dimas, el ladrón que crucificaron con Jesús dijo solo " Señor acuerdate de mí cuándo estés en el Paraiso.
Y Jesús le dijo... " En verdad te digo que desde esta misma tarde, estarás conmigo en el Paraíso"
Mi profesor, nunca olvido esta reflexión que le dije, murió el año pasado pero siempre que iba al pueblo iba a verle y siempre me refería en el aprieto que le puse.
Y es que la linea directa con Dios, la tenemos siempre, cada micro segundo de la vida.
Me ha gustado mucho el final del relato, hace reflexionar, es toda una lección de vida.
Desde el corazón un abrazo.
Muy triste y muy bien escrito.
Un abrazo
No oy religioso, pero me interesa mucho el tema, me gusta estudiarlas desde o antropológico. Y disfruto mucho de las ideas que tienen.
Hace poco justamente esa canción, y ese mismo video que usaste formó parte de mi sección de "evangelios"
http://frodorock.blogspot.com/2020/04/jueces-iii.html
Veo que voy a tener bastantes cosas en común para seguir por aquí
Abrazo
Un relato realmente interesante, espero estes bien, un abrazo.
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