jueves, 25 de agosto de 2022

 

 

 El mundo es frágil si no se sabe dónde se pisa. Basta un tropiezo para descalificar a alguien que por un motivo u otro, te defraudó...del amor al odio basta solo un paso según dicen. Construimos castillos de arena cuando algo bueno esperamos de otra persona. Somos como niños volando en nuestros sueños y hasta sufrimos cuando la decepción llega...Algo falla en nuestro interior.

Quizá la soledad nos llevó a ese estado o la falta de seguridad. La cosa es que ponemos mucha fé en personas que defraudan como otras personas que ponen su fe en nosotros. Siempre buscamos pero no encontramos...Mientras, nuestro corazón nos espera impasible; como si fuera ese amigo que tenemos olvidado y nos engañamos con personas que se desmoronan como castillos de arena...

 

 

4 comentarios:

Mujer de Negro dijo...

Creo que nuestro error y decepciones son porque queremos a la persona con cierta idealización, nunca llegamos a aceptar tal como son, igual ellos con nosotros, de ahí parte la decepción o sentirse defraudado, no sé, es solo un pensamiento

Abrazo

Susana Moreno dijo...

Yo no suelo ilusionarme con la gente. Así no me defraudan. Un beso

Sara O. Durán dijo...

El corazón tiene una gran capacidad para reponerse y volver a hacernos sentir ilusionados. No nos deja perder la fuerza.
Un abrazo grande!

Albada Dos dijo...

Igual el corazón sabe mucho más que lo que nos han hecho creer. Por seguir a esos latidos.

Un abrazo, amigo