martes, 30 de agosto de 2022

 

 

 Esta noche, el cielo se puso un sombrero triste. Llueve agua con barro del desierto y el recogimiento de mis vecinos es temprano. Mi escritorio tiene una puerta que da a la azotea. Un perfume a tierra mojada inunda mi nariz y cala hasta los huesos del corazón... La placidez, la agradable temperatura, el silencio y el canto de un mochuelo, dejan mi mente en blanco esperando no se qué. La oscuridad del cielo es un pozo sin fondo que me hace soñar y a lo lejos casi a lontananza, las luces de un coche marcan la silueta de una curva...Unos perros ladran en un patio, un vecino que quizá está sordo conecta la televisión con un volumen alto y mi vecino el gitano vuelve a alzar la voz en una  pelea con su mujer. Todo es cotidiano. Ya no hay fiestas ni vacaciones cuando la rutina se acerca y yo, en medio de la nada de mi azotea, paso página a este día de finales de agosto.

Vuelvo a escribir a la nada como si la nada fuera el eslabón perdido del infinito...

 

 

3 comentarios:

JLO dijo...

Sensaciones, que bueno tenerlas.

y UNA AZOTEA TAMBIÉN JA... SALUDOS

Tracy dijo...

Una bella descripción de una noche de agosto desde tu azotea.

Albada Dos dijo...

No importa, constatas una percepción de ese día acabando agosto, con su vacaciones y su calores.

No escribes a la nada, por cierto. Un abrazo, amigo.