A veces nos ahogamos en un vaso de agua y sin embargo, parece que nos ahogamos en el Titanic. Nos sentimos perdidos con un halo de angustia mientras el mundo se nos cierra sin ver un horizonte o una solución. Buscamos esa explicación que nos llene ese hueco del corazón y hasta nos revelamos mas que nada, en una guerra interior...Miles de cosas nos suceden donde no hay una explicación clara. Dudamos hasta de lo divino mientras caminamos en esta tierra de nadie donde nos cuestionamos muchas cosas y, sentimos que estamos perdidos, perdidos irreconocibles e incomprendidos. Son momentos delicados para nuestro equilibrio emocional y a veces tomamos rumbos equivocados para estar mas perdidos si cabe...Estas son cosas que nos trae la madurez casi siempre en nuestra juventud y adolescencia. Cuando una persona sobresale en inteligencia o tiene unas aptitudes que destacan, puede caer fácilmente en esos pozos existenciales. La enfermedad acecha cuando no hay una educación y puede que a todo lo largo de su vida, esa falta viva para siempre en su interior...Creo que ser una persona corriente tiene mas virtudes que defectos. Hoy escuché en la radio que chicos jóvenes enferman por esa falta que se llama educación y su pulso de vida es de los padres que no saben llevar ni la suya propia. Me asomo al abismo ajeno y casi me caigo...
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