sábado, 7 de diciembre de 2013

Adán y Eva


Por un momento nos reconocimos.
Los dos nos desnudamos y
no sentíamos pudor por estar así.
Éramos felices sin nada más que ocultar.
Tampoco somos perfectos me decías...
No había miedo
vergüenza
prejuicios
ridículo...
Nos admirábamos mutuamente.
Nos compenetrábamos y nos queríamos...
Te decía: reconozco que eres única.
Amarnos es fácil, me decías...

Y yo, y tú
en el paraíso sin pecado.





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