domingo, 6 de septiembre de 2020

Atrevete contigo mismo



  Siempre pienso que las peores faltas las cometemos sobre nosotros mismos...Basta un poco de voluntad y otras veces un poco de valor para rectificar y perdir perdón.

Cuando se es joven todo un mundo interior moldeamos como si fuera plastilina y cuando nos hacemos mayores, resulta bastante difícil de cambiar.

Un abanico lleno de posibilidades se abre ante nuestros sentidos. Nos solemos perder por laberintos o tomamos decisiones al azar que quizá cambien el curso de nuestra vida. La memoria retiene faltas desagradables de difícil solución; son los eslabones de nuestra condena que arrastramos y que nos pesa en la conciencia sin hallar una paz. Puede resultar hasta vergonzoso, puede causar la desdicha de quién lo sufre cuando la conciencia nos reclama ese remedio que no le sabemos dar.

Vivimos en un mundo con valores personales y superficiales que caen en picado. Las consultas de psicólogos y psiquiatras se llenan de personas con sus problemas inmaduros y alma sedienta por saber de que manera pueden dar calidad a su vida.

Alguien sabe como manipular a los inocentes para que vivan bajo su poder. Así, la vida se reduce a unas cuantas cosas con ídolos para seguir y se van embruteciendo al consumir cosas que no son espirituales sino, fruta vana; cosas existenciales que los llevan al vacío y, todo está controlado. La mentira triunfa con sus intereses comerciales y morales.

Santiago Auseron defiende el libre pensamiento y prueba de ello son sus canciones. Ahuyentar nuestros fantasmas puede que sea más fácil que cambiar esos defectos que no nos vemos por ser ya naturales en nuestra vida. Resulta muy laborioso llegar a esa profundidad; al sótano desde donde manejamos los hilos de nuestra vida; libres donde las cadenas no existen porque el valor de la persona ha triunfado ante la vulgaridad...

 

 

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