martes, 9 de abril de 2024

Me dejé llevar

 


 

  Hoy me convertí en levedad y me dejé llevar.

Paseo sin rumbo fijo y mirada abierta. A primera hora de la mañana, la luz del día inunda mi ser y camino casi ausente; absolutamente todo es sensible a mis sentidos. Mi olfato se despierta,  siento el suelo de tierra por donde camino, el perfume a azahar de los naranjos o el perfume de una chica que se cruza conmigo...Me deslizo sin hacerme notar y expectante a lo que sucede; soy uno mas de entre millones. Me hago pequeño en humildad y entre más millones soy uno que disfruta de su silencio. Mi corazón se llena de latidos que suben por mi sien y necesito a más gente millonaria en número y uno más de los que sumo yo. Salgo del parque.

La avenida está repleta de miradas furtivas que apenas duran un segundo; corazones que laten a la par que el mío y se cruzan por mi mirada. La acera se llena de prisas, la avenida de coches que rugen y un semáforo me dice que puedo cruzar. Alguna mujer me mira y aparta los ojos cuando la miro y un vagabundo todavía no se despierta hundido en sus mantas con una botella de alcohol. Son las ocho de la mañana  y el reloj de las Tendillas da nueve acordes de guitarra. El agua cobra su protagonismo. Un conocido me dice adiós y un chico joven lleva a su niña en la bicicleta camino a la escuela. Los sonidos de la ciudad se hacen más patentes. Antes de entrar en Claudio Marcelo, miro al cielo ausente de calima porque una paloma, deja su recuerdo en mi cabeza...y una niña se ríe...

 

Si el dolor abre puertas.

Si tú eres mi dolor.

Si yo pudiera

en la nada

de este momento...

 

2 comentarios:

Campirela_ dijo...

Una feliz noche, buscador. Una bonita y tierna entrada.

Albada Dos dijo...

Así vamos, entre lo cotidiano que nos abraza, y los sueños que nos empeñamos en diseñar.

Un buen texto. Un abrazo, amigo.