jueves, 17 de junio de 2010

The melody of rhythm...Un gustazo

Debe de ser mala educación admitir que mi vida se mueve gracias al deseo.
Mi deseo corre en todas direcciones con tal rapidez, que persigue un sin fin de cosas materiales y espirituales y quizás sólo eso, sean mis sueños más concientes. La cosa tiene gracia pues en contadísimas ocasiones los deseos espirituales tienen una respuesta inmediata y en cambio, los deseos materiales los pago casi todos con dinero aunque en muchas ocasiones pasan directamente al estado espiritual...
Hoy mi deseo fue comprarme un disco desconocido. Me llamó la atención su carátula y al ver que participaba Zakir Hussain lo compré por 16 Euros. Justo al salir del centro comercial me viene un olor a sándalo, parecia que Hussain comenzaba su percusión en mi oido. La cosa es que también compro una cajita de sándalo y como Zakir no suele defraudarme, mi intuición calma el deseo material y pasa al espiritual. Cada vez que llevo un disco entre mis manos me pregunto si será dinero tirado pero esta vez tuve suerte.
Me ducho, me afeito y me pongo ropa cómoda: comienza el SHOW. Un chelo tocado por Edgar Meyer sin igual da paso a un banjo en manos de Béla Fleck y este, a la percusión de Zakir Hussain. Me encanta ¡¡buen principio!!!. El tema tiene su complejidad y lo sigo con atención y aún así no se a que instrumento voy a dirigir mi atención. Agradezco a mi deseo estos pasos encontrados y me siento pleno en estos momentos. El sándalo inunda mi salón y descubro que la cura de la envidia está en el aprendizaje de escuchar y la capacidad de admiración. De pronto mis deseos espirituales se colman. De nuevo el gusto de descubrir es algo que me alegra muchísimo y me colma de placer pues todo lo que tiene clase, se contagia como el amor más genuino...

1 comentario:

Pepe dijo...

Qué suerte tienes, Buscador. En tiempos de amarguras, quejas y recriminaciones, de envidias y desprecios, tú vas por libre por el ancho camino de la felicidad, esa plenitud material y espiritual, sándalo y música. Bien te lo mereces porque has sabido elegir.
Un placer.