lunes, 17 de junio de 2019

El principiante y la princesa






Era terco en todo; nada sabía de la vida hasta que la conocí por casualidad. Jugaba y se burlaba de mi enseñándome secretos del corazón cada vez que la vía en diferentes sitios. Me pasaba las horas dándole vueltas a mi pensar sobre por qué de esa manera, por qué de esa palabra o qué encondía aquel gesto...Ella era maestra por naturaleza que me eligió como alumno. Casi lejana no podía tocarla a un metro de distancia mientras mis deseos ardían en la hoguera para poseerla. Siempre iba delante de mis pasos, de mis gestos, de mis palabras, de mi pensamiento...Pasaba el verano del 89 a punto de dejar la pubertad a buén recaudo y mi amor aprendía en el silencio de sus labios, en el sonido de sus pasos, en aquella sonrisa picarona que me invitaban a poseerla. Agosto llegaba caluroso, el mes de julio fué de aprendizaje y el resto del verano, para seducirla con mis armas más poderosas. Aprendí a no hacerla caso un día trás otro y eso la sacaba de quicio. Aprendí a decirle que yo estaba allí en el silencio y la maltrataba con chicas que lejos de dejarme, aumentaban sus deseos de poseerme...Le hablaba con la dulzura, la firmeza, la originalidad del buén humor; enseñando mis armas seductoras de puertas abiertas a otras chicas que se desacían también por mí. A veces daba una tregua para saciar su sed y le regalaba cosas impensables que no valían nada; como un broma que la volvía loca. Pero mi juego se hacía más persistente hasta que una noche, se me acercó ardiente como una luna roja...Casi lloraba diciéndome que qué había pasado con nuestra amistad que poqué la trataba así...aquella noche estaba preciosa. Se había arreglago como una actriz de cine para mí. Comencé a hablarle en el oido para que sintiera mi aliento en el cuello y ella ronreía por las cosas que le contaba. Esta medio borrach de deseo cuando comencé a besarle el cuello y del cuello, a mi primera noche con ella...


Fué el verano de la inocencia



6 comentarios:

Trini Altea dijo...

Me ha gustado leerte.
Un saludo desde Almería

Lia dijo...

Hermoso relato, las idas y venidas del cortejo. Un beso

Albada Dos dijo...

Qué precioso recuerdo de cortejo y nervios, de juventud latiendo

Muy bello. Un abrazo y feliz día, Buscador

Campirela_ dijo...

El cortejo es lo mejor quizás de la relación ese sentir que hace estremecer cuando lo ves o la ves no tiene palabras que lo describan ..Hiciste un muy bonito texto .
Un abrazo feliz martes.

Rosana Martí dijo...

Cuando uno está en esa etapa de la pubertad la vida pasa tan deprisa que ni te das cuentas que en pocos años serán adulto con la responsabilidad que conlleva. Un magnifico relato.

Un abrazo de Rosana.

Meulen dijo...

Así empieza la cacería...supongo

que todo apunta a obtener lo que se quiere.