domingo, 23 de marzo de 2025

Ausencia permanente

 

 

 Desde hace unos días me siento extraño y no ando bien. Llevo tres años parado y gracias al trabajo de mi mujer podemos tirar para adelante pero, nuestra vida personal y de convivencia da mucho que desear. Así pues, yo hago todo lo que una ama de casa hace además de buscar ese trabajo que nunca llega...Me he enseñado a cocinar, a limpiar, a hacer los recados domésticos, a levantar a mis hijos así como asearlos, darles de desayunar y llevarlos a la escuela...Tantas cosas y tantos quebraderos de cabeza donde estoy todo el día ocupado y mi autoestima cae por los suelos.

Suena el despertador a las 7 de la mañana. Hace unos meses que mi mujer ya no me busca antes de dormir y yo tampoco se lo pido. Su frialdad y el escaso cariño me dice que este matrimonio se puede acabar. Siempre dice que tiene prisa; que su trabajo la embarga y cuando sale por la puerta de la calle, ya no me da ni un beso.

Esta mañana, al despertar, parece que he andado por la inopia. Mi memoria se había borrado y mi cabeza andaba en blanco sin saber qué hacer o donde estoy. Han pasado unos segundos y vuelvo a mi ser luego, todo normal.

Hay un establecimiento en mi ciudad donde unos argentinos sirven en su negocio mate. Unas veces tomo café y otras mate. Es el único tiempo que tengo para mi; unos minutos donde mi alma respira y mi mente se oxigena de alguna manera. A veces el devenir de las cosas con el efecto de un mate o un café, hacen que vaya divagando en filosofías que me dan ese placer de cargar las pilas de mi mente pero, esta mañana todo estalló en mi silencio...

Pido mi mate a Margarita y ella me lo sirve como cada mañana preguntándome qué tal el día y son cosas que agradezco de todo corazón. Observo a los clientes, la calle, a Margarita y su pareja pero algo sucede en mi interior pues la inopia me vuelve a visitar por segunda vez...No se como me llamo ni quién soy, tampoco que calle es esta o de donde vengo, a donde voy. Soy un niño de dos años que lo abandonan en una avenida y siente miedo. Intento recordar pero, estoy perdido. Algo llama la atención de Margarita por mi actitud. Le pregunto que quién soy o donde estoy¿qué hago allí? y ella se alarma. Llama al 061. Yo no recuerdo nada de nada. Toman mi cartera, miran quien soy ,donde vivo y me llevan al hospital...

A veces alguien me visita y no se quién es. Mis órganos vitales merman, me voy apagando lentamente. Pasan los años y nadie me visita mas y muero en la mas absoluta soledad; en el olvido de que alguna vez nací y sin saber por qué dejé esta tierra donde el desierto me visita.

 

 

 

 

 

2 comentarios:

Susana Moreno dijo...

Qué tristeza. Un beso

Frodo dijo...

Los deseos siempre están un paso adelante, cual espejismos, al acercarnos ¡Paf! se esfuman y se transforman en nuevos espejismos en el horizonte.

Abrazos