Faltaban pocos días para el mes de abril. María estudiaba una carrera y vivía con unas amigas en un piso alquilado. Soñaba con un puesto de trabajo al terminar; ser independiente de sus padres y si fuera posible, encontrar al amor de su vida. A veces se escuchaba un coro en la parroquia cercana y aquello le daba una paz inexplicable. Viniendo del supermercado, pasaba delante de la iglesia cuando de nuevo un sentimiento puro la invadía venido de lo profundo; era 22 de marzo...La primavera renovaba la sabia de los sentimientos y la sabia de las plantas. Ella se sentía feliz sin explicarlo; plena de vida y de juventud cuando venido de aquella iglesia la voz del coro agudizaba su oído al atardecer y todo era ¡tan maravilloso!.
Aquel fin de semana María se quedó sola en el piso. Sus amigas se fueron cada una a su pueblo y ella aprovechó la soledad del sábado y el domingo para estudiar tranquila. Una luz de atardecer entro por la ventana de su cuarto cuando un pájaro trinaba la alegría de la primavera en el quicio de su ventana y de nuevo un nuevo sentimiento, le anunciaba un encuentro y ese encuentro, sería aquella tarde con Dios. Nada había mas claro que esa anunciación y ella salió de su piso para entrar en la iglesia sin saber nada pues una fuerza pura e inexplicable la hizo entrar.
Dentro no había nadie solo Dios y el perfume del incienso. María le hablaba a Dios tendiendo su corazón con sencillez y sinceridad. Entonces sin esperarlo, Dios comenzó a hablarle sin palabras, solo desde el corazón cuando en María se abrió una ventana; allá donde reside la sabiduría. Una luz venida de alguna parte de la estancia la iluminó y le dijo que iba a ser madre. Ella aceptó su destino con una felicidad nunca sentida; valiente para afrontar la vida cotidiana pues los problemas no serían pocos. De esa manera, su ovulo quedó fertilizado...
María parecía una chiquilla aquella primavera. Feliz y profunda asistía a sus clases. No había nada para detenerla pero su secreto, solo vivía con ella...
José era un compañero de clase. Era buen estudiante y su padre era carpintero pero prefirió seguir sus estudios de ingeniería para labrarse un futuro en su vocación. A veces en la cafetería coincidía con María y el procuraba sentarse a su lado para darle conversación; por entonces llegaba el mes de mayo en Córdoba. Ella parecía ignorarlo pero el chico se ganó su amistad y llegaron a congeniar. Fue entonces cuando María en un golpe de sinceridad le confió su secreto. José no quiso desconfiar pero una noche de mayo, un ángel se le presentó a José anunciándole la buena nueva...
María y José eran inseparables. Ninguno de los dos podía respirar si en otro hasta que llegó el verano y María confesó a sus padres que estaba embarazada. Aquello fue un mazazo para el matrimonio pero José dio la cara y dijo que era el padre. La boda se celebró sin María vestirse de blanco y José se puso a trabajar en la carpintería de su padre pero en cada hecho de cada acto, los dos eran felices uno cerca del otro.
Con el 24 de diciembre, maría se puso de parto. A las 12 de la noche, el niño Jesús volvió a nacer en el hospital Reina Sofía de Córdoba. Pasados unos días, unos señores vestidos de Rey Mago se enteraron de que un matrimonio joven tenían un recién nacido. Fueron a visitarlos como visitaban a tontos niños del barrio y nada mas verlo, cayeron de rodillas delante de la cura porque una luz perfumada de rosas, iluminó la estancia...
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