Cuando una persona entra en el alma de un artista y se identifica con el, afloran los sentimientos más variados y enriquecedores.
Hace unos días que tengo un disco de Durrutti Column. En un músico intimista que me lleva tanto a la nostalgia como a la melancolía y por llevarme de esa manera, me he resistido a escucharlo. En verdad este hombre AMA la música de una manera sobrecogedora. Entrar en el mundo de este músico y apreciar cada detalle de cada nota, hace que mis recuerdos se vayan de aqui para allá y sienta cosas que creía muertas en mí. A veces me hiere y otras siento su tristeza más profunda. Tiene tal sensibilidad que mis oidos son la guitarra y sus notas, el alma del sentimiento humano en toda su expresión. Escucharlo es un lujo pero sufrirlo araña el alma por tener tal autenticidad que sus seguidores nos asomamos con respeto a su riqueza interior.
Una vez alguien me dijo una cosa que no practico mucho. Quizás sea por miedo o por resistirme a vivir aquello que pueda ser una aventura. El caso es que no me baño mucho en las experiencias de la vida y simplemente soy expectador de lo que sucede. Pocas personas en este mundo me dan pie a cambiar y la verdad es que no me va nada mal. Eso sí, cuando pongo toda la carne en el asador no doy un paso atrás. Me asombra el alcance de este artista en sus temas y me quito el sombrero por ser quienes somos los dos. El secreto de esta vida está en escuchar y en aprender. La cultura es un árbol de infinitas ramas y sentirla de esta manera se me vuelve la piel de gallina...
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1 comentario:
Amigo mio, esta entrada la has bordado.
Me alegro que pocas personas te den pie a cabiar, eso significa mucho, que te gustas como eres, te va bien asi y encima te implicas todo tu.
Asi deberiamos ser todos.
Un besazo desde el blog de al lado.
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