viernes, 1 de enero de 2010

Hace cosa de media hora

Hace nada que he despertado en mi cama. He abierto los ojos y lo primero que se me viene a la cabeza se mezcla con el sueño que he tenido. Algo desagradable donde no encuentras el principio ni el final de nada, como una sensación de estar perdido entre la realidad y la ficción, total, una locura transitoria.
Hoy por fín aparece el sol y da alegría verlo después de todo lo que ha llovido. Espero no perderme muchos atardeceres y tan poco debido a mi trabajo, muchos amaneceres. Mientras escribo Paolo Fresu toca su trompeta como si fuera un lamento que se pierde entre musas escurridizas y me pongo a reir por tonterías que se me ocurren. El humo de mi sándalo se retuerce de manera caprichosa y recuerdo a mi madre cuando me dice que mi casa huele como la de un moro por culpa de ese olor.
Anoche no pasó nada en particular y tampoco me comí las uvas porque creo que da suerte no comerselas. Tampoco me puse calzoncillos rojos y me pongo otra vez a reir porque recuerdo que en una despedida de solteros ( esto es en confidencia ) los chicos hicimos un desnudo integral a las chicas y más de uno llevaba calzoncillos rojos de noche vieja...una verguenza.
Para este año sólo deseo que sea por lo menos como el pasado pues no aspiro a gran cosa. Hace tiempo que rehuyo de las aventuras y soy amante de la calma y los buenos alimentos, de la buena música y poco más. Quizás me encuentro bién porque aspiro a pocas cosas y lo paso en grande con las cosas más sencillas. En fín, de todo lo vivido solo quedan recuerdos buenos y malos y, creo que me hago mayor...con lo que yo era de joven y hace unos días me encuentro una cana en mi pecho varonil...
Para mis lectores prometo no aburrirlos y contarles cosas tan interesantes como cercanas; desearles un año hecho a medida y que la vida nos deje a todos un buén sabor de boca. Desear la felicidad nunca es una quimera pero cuesta llegar a ella, ya lo creo... aún así, pelear por la vida también tiene su sentido...
Feliz año a todos. Yo sigo aquí con Paolo Fresu.

3 comentarios:

InsolenZe dijo...

Bueno, yo solo te dire que el campanero de mi casa fui yo.
Estabamos viendo una pelicula en otra cadena del TDT y se nos fue la hora, cuando nos dimos cuenta ya era enero, total, me puse yo a hacer tan (uva) tan (uva) tan (uva), asi hasta doce, mi hijo entre la risa se atraganto,yo como una jabata me las comi todas, claro,que marqe el ritmo que me dio la gana.
Eso si, nos reimos de la estupidez del retraso.
jajajajajajjajajaaja
Feliz año vecino y que sepas que uno de mis propositos ya llega tarde un dia.
jajajaajaj

Buscador dijo...

Mi querida insolenZe: esas son las mejores campanadas que he escuchado.
Feliz año vecina.

Anónimo dijo...

Una muy buena reflexión sobre lo que merece la pena: la libertad interior de no desear ni buscar más de lo necesario. Amaneceres y atardeceres gratuitos que nos dan una eternidad en unos instantes. Felicidad para siempre.
Pepe