viernes, 18 de octubre de 2013
Fe en la vida para cambiar el mundo.
La seducción del saber no detiene a nadie. Nos contamos cosas y le contamos a otra gente; siempre hay algo por descubrir e inventar...Si me paro a pensar, encuentro grandes misterios eternos porque nosotros nacemos con posibilidades de saber y no sabiendo.
Esos eternos enigmas sucede que la mayoría de la gente los tenemos, pero empleamos largo camino en comprender...
El peor de los males es no reconocer a nuestro corazón. Sabemos que existe y que tiene poder incluso, soñamos por alcanzar su profundidad. Por un camino análogo, tener Fé para saber si existe Dios, es común en muchísima gente. La gente reza y sueña con vivir de alguna manera después de la muerte; necesita una justificación en su existencia pero, tampoco reconoce a su corazón. Es complicado esto que digo y fácil para quién lo logró...
La unión de nuestro pensamiento con nuestro corazón, es algo que requiere pulso de relojero y también de artista. Tener fe en uno mismo comienza primero antes de tener fe en lo divino aunque, a veces no es necesario para encontrar a Dios (en absoluto). Cuando nuestra confianza, amor , seguridad y buen corazón alimentan aquello que se llama fidelidad y felicidad, es posible que el caminar no se nos haga tan amargo.
Admiro a la gente que tiene fe en si mismo de cara a la vida y para sus adentros. Quizás esa fe en su persona tenga el mismos valor que para Dios.
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