Lo encadenaron en una habitación oscura. Seguramente terminaría el experimento en una confesión que fuera paranormal pues, tenía la llave de la sexta dimensión...
Comenzó la tortura y aquella canción cantaba estruendósamente en frances para abrir su mente, y así fué como entró en trance.
Cinco días con seis noches, la canción no dejo de retumbarle en los oidos; martirizando su mente para crear el momento mágico.
Cuando por fín abrieron la puerta, tan sólo se encontraron las cadenas: El experimento había funcionado...
Para El Demiurgo de Hurlingham
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