lunes, 4 de mayo de 2020

Un golpe certero, te desarma






Cuando una persona te alcanza, no hay fronteras ni razonamientos que superen al amor. Sin quererlo, el día menos pensado te das cuenta de que te has enamorado de esa persona de la que antes no reparabas, pero que está ahí...Esto puede ser un problema porque antes pudiera ser que apostastes por otra persona...

Uno va del salón a la cocina, del portal a la azotea y de su corazón a algo más íntimo cuando descubres que estás enamorado...A partir de entonces todo lo que piensas y todo lo que hagas será parte de ese amor. El destino confabula contra el corazón; hace que encuentres a esa persona que por causas del azar reparas en ella.

Miles de millones de razones nacen con el amor y uno, está indefenso, se siente indefenso cuando el amor, es la alegría más grande que te puede suceder...

He cantado muchas veces al amor, quizá demasiadas. Llevo en mi corazón la identidad de la mujer que quiero...y pasan los años y yo cada vez más viejo. Por mi vida han desfilado mujeres que me bridaron su corazón y algunas a las que yo les dí el mío. Tormentas han pasado sin duda pero, ahora estoy en paz conmigo mismo, cosa que vale millones.

El día o la noche menos pensada, supongo que me volveré a enamorar. Ahora en primavera suele suceder el acontecimiento pero espero que tarde porque mi corazón ya está gastado y sólo sirvo para escribir...Me pregunto muchas veces si sentirse seguro puede alcanzar al amor de nuestra vida para serle fiel eternamente sin condiciones: Muy inteligente debes de ser para no equivocarte de persona.

He leido a Campirela con la máxima atención y no qué más decirle cuando las razones del corazón tienen esa fuerza que muchas veces es imparable; lo sé por experiencia. Su mensaje no es ninguna tontería y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra...



2 comentarios:

Tracy dijo...

Pues sí, cuando te enamoras hasta la médula, lo mejor que puedes hacer es entregarte.

Albada Dos dijo...

Es un canto al amor universal, a ese que de hecho nos nutriría, si no fuera porque a veces hemos de sentarnos en la mesa, poner el mantel y alimentarnos de cositas más tangible.

Un abrazo grande, amigo