lunes, 17 de agosto de 2020

El mocito viejo del pueblo


 

 Siempre fué fiel a su corazón hasta el final de sus días...


Eran años de juventud. La música lo llevaba a sitios recónditos del corazón y a sueños imposibles. Los días pasaban entre su pandilla y el instituto. Amaba las aventuras y esperaba que cada día sucediera algo para contar cuando ya no sucediera nada...Tenía valores y belleza física, cosas siempre ajenas a el. Algunos amigos se echaban novia y otros tenían aventuras con chicas que se dejaban sin embargo, no entendía salir con una chica si no sientes una afinidad hacia ella además de ser tímido y tener complejos.


Conocía la crueldad de los compañeros cuando descubrían que alguien estaba enamorado para ponerlo en rudículo. Estaba seguro de no tocar a una chica por la que no daría su vida por ella...Era un tanto extremoso en sus convicciones y sufría a partir del momento que se enamoró de ella. El amor se convirtió en un calvario donde se alzaba un muro entre el y ella. Mientras muchas chicas se le declaraban todos los años pero este chico era fiel a su corazón. Creía en la fidelidad y como decía entre bromas, en la monogamia...Pasaron tres años sin declararse al amor de su vida y aquello era un tormento llevar un secreto que se convertía en una bomba a punto de explotar...al final, el desamor.


Los amigos seguían con sus aventuras y algunos se casaban pasados los veinte. Nunca tuvo una relación con una chica a pesar de que se le brindaban y un sábado, por curiosidad, pasó la noche con una chica que le daba igual como a todas las otras para conocer el sexo. Fué un descalabro, un descalabro vivir una mentira llena de frío y desengaño. Ella lo amaba pero el no la quería. Quizá si hubiera un feeling o un sentimiento de amistad, el acto se hubiera salvado...Su corazón estaba herido de desengaños. Juró no estar nunca más con una chica a la que no quisiera y no comprendía a sus amigos cuando le relataban sus aventuras para hacer de tripas corazón.


Se hizo cada vez mas hermético y los años pasaban con más pretendientas que lo pretendían. Alguna vez se enamoró pero su timidez y el complejo de ridículo lo echaban todo por alto...y así llegó a la vejez: siempre solo.


He conocido historias muy similares a esta. Gente con un corazón de oro que casi nadie lo alcanzó a comprender. En este momento circulan por mi mente muchos casos de hombres y de mujeres que por culpa de los complejos, se quedaron solos...


2 comentarios:

Rafael dijo...

Quizás vivimos y pasamos por esa edad de los complejos en un momento diferente a la sociedad actual.
Un abrazo.

Albada Dos dijo...

Al final alguien encontrará ese corazón noble, de oro, de amor real. Puede pasar, y pasa, que el que tiene esa nobleza extrema se queda como en un caparazón, por cierta timidez, o por temor a ser rechazado, como tu protagonista. Ese primer amor no declarado le cerró una puerta, y luego abrirla cuesta más.

Un abrazo