miércoles, 21 de septiembre de 2022

Día del Alzheimer

 

 

 Todas las tardes de otoño solía sentarme al lado de aquella mujer. Siempre me llamó la atención su semblante. Parecía como de otro tiempo, aquel donde el olvido se une con el recuerdo en algún lugar de la memoria. Aquella mujer era la protagonista de mis cuentos infantiles; tan dulces como su mirada y tan cálidos que parecía venir de otro mundo. Su pasado era un misterio y su mirada cálida marcaba una extraña frontera entre ella y yo. El nombre nunca lo supe pero podría ser el de cualquier mujer que ama la vida como yo la amé en mi niñez.
 

Hoy soy mamá de cuentos infantiles y mi hija, sabrá quien soy a través de lo que escribo. Aquella mujer, se parece a mi madre y a mi abuela y todas las madres del mundo.
Cada tarde se sentaba en el mismo banco del parque rodeada de hojas secas y un cielo cubierto de sueños. Yo me sentaba a su lado y ella parecía no estar aunque, aquella expresión, aquella mirada, me recordaba a todo aquello que viví en la infancia por mis mayores

Tenía un paraguas roto, una ropa usada pero limpia como su mirada y yo, tonta de mí, siempre quise hablarle y aún así no lo hice.
Hoy, pasado el tiempo, aquella mujer ya no está. Hace tiempo que se marchó más allá donde los cuentos no alcanzan mi memoria. Supe que padecía de Alzheimer y no puedo concebir la idea de que aquella mujer sufría. A veces me miraba y sonreía y yo volaba en el recuerdo como tonta ajena de todo. Me he quedado parada unos instantes en el mismo lugar donde ella se sentaba para recordar todo aquello que sentí. He tenido el reproche de no abrazarla y besarla por todo aquello que vivía a su lado y por recordarme cosas tan íntimas.
A veces me da miedo perder el sentido de la realidad. No concibo el final de mis días en ese dulce abismo y me aterra pensar que sea así. De todas formas la memoria es algo pegadizo en el ser humano y de alguna manera, ella vivió su ausencia en mí.

 

 

7 comentarios:

JLO dijo...

Hermoso relato. Profundo y con sentimiento, como se debe escribir. Abrazo.

Susana Moreno dijo...

Esa enfermedad me da mucho miedo. Un beso

Campirela_ dijo...

Un bonito homenaje y emotivo texto Abrazos.

Tracy dijo...

Doloroso relato , pero real para todas las personas que padecen esta enfermedad o tienen relación con ellas.

Sara O. Durán dijo...

No nos toque esa terrible enfermedad. Quiero recordar todo. Quiero recordar tus publicaciones, por ejemplo.
Un abrazo grande.

Cora dijo...

Una enfermedad horrible, dolorosa para ellos y para quienes les acompañan, hoy en día hasta se presenta de joven.

Un relato muy trabajado y que emociona.


Un abrazo y feliz tarde.

Marifelita dijo...

Tu relato es pura sensibilidad! Me ha gustado mucho la frase final " Ella vivió su ausencia en mi" porque tal como dices, la escritora la hizo vivir en sus relatos aunque la desconocida no fuera consciente. Muy tierno tu relato! Saludos!