Con el abrazo se habla con el corazón. Sentir a esa persona que te corresponde entre tus brazos es inventar un idioma íntimo que solo se entiende entre dos. Cada abrazo se guarda en la memoria como el beso cuando se da de verdad...y uno se da respirando el aroma de la otra persona tal si fuera un largo adiós o un eterno hola para sentirse de forma superlativa. Hay abrazos que empañan la mirada o te sacan una sonrisa, abrazos donde palpita el corazón y la respiración roba el oxígeno del ambiente. Nacen las cosquillas del alma transformadas en sentimientos y, cuanto se podría hablar en ese momento de forma atropellada cuando hasta el cuerpo podría perder el equilibrio. El abrazo es decirte te quiero de una forma infinita y ahora por Navidad, la sensibilidad va de puntillas por la vida cuando con un abrazo, se olvida por un momento aquello que estabas haciendo para echar a volar con los pies en la tierra...