martes, 6 de mayo de 2025

Premio Nóbel de humanidades 2030

 

 Quise huir pero no sabía como ni de que manera. Los días pasaban bajo la angustia y la profundidad donde al parecer la enfermedad tomó mis riendas. Los días pasaban como eslabones de cadena en una cadena perpetua. No había futuro, no había presente. Solo el dolor del alma seguía y seguía mientras estabas enfermo con gente que no te comprendía. Era carne de cañón; un estigma de la sociedad para humillarte y hacerte mas daño aún. Conocí la soledad más profunda y la pérdida de amigos que no eran amigos...Y pasaban los años peleando contra este monstruo en silencio día a día con sus noches. Me sentía indefenso, perdido y sin una autoestima que me permitiera respirar un poco. Caí muy bajo; en una profundidad donde yo estaba con mi enfermedad; en una tierra árida donde los fantasmas hacían de las suyas; donde la realidad se empaña de delirios y alucinaciones mientras debía de hacer vida normal en una hercúlea lucha...

Todo el mundo estaba en silencio. No se escuchaba ni una mosca. Alguien del público comenzó a llorar: Era otro enfermo que acto seguido, se levantó de su asiento y se fue en silencio perdido a ninguna parte...a ningún lugar para huir no se sabe hacia donde...

 

1 comentario:

Campirela_ dijo...

Un relato triste , como te he comentado , pero que la vida es así, no todo es un camino de rosas, hay personas que son desafortunadas y nunca hay que perder el horizonte y salir adelante y huir del o que nos daña.
Un abrazo.