Es mes de agosto. Estamos unos amigos bañándonos en una piscina de invitados y hace un calor excesivo. Son las dos del medio día. Apetecen unas cervezas y también unos higos chumbos que están para comérselos. Sin pensarlo y con mucha precaución, cogemos de las chumberas docenas de higos que con muchas risas por las espinas, nos vamos despachando pues entran muy bien por lo dulce y las cervezas...Nos comemos los higos a cantidades desmedidas entre risas cervezas y chapuzones en la piscina....uuummmm que ricos están los chumbos.
Han pasado unos días. Somos tres amigos preocupados porque no damos de vientre. Nos llamamos por teléfono los unos a los otros y la situación es preocupante pues las pepitas de los chumbos nos han tapado el culo. Adolfo lo lleva fatal y ha ido al médico. Mi amigo Antonio se mete los dedos para hacer palanca y yo me meto en cabo de una cuchara por si sonara la flauta pero, todo es imposible y, pasa otro día mas con el vientre hinchado; a punto de explotar. Adolfo nos llama aliviado y nos dice que le han practicado una cirugía para aliviarlo y ya está en planta. Nosotros nos personamos en la consulta de urgencias del ambulatorio. El médico nos examina en vientre hinchado y nos dice: _ Os voy a dar unas gotas a cada uno de un laxante que si no funciona os tienen que operar ¿aceptáis?_ Los dos decimos que si. Pasadas dos horas el laxante no hace efecto y nos pone a todos preocupados. De esa manera, el médico de guardia nos suministra una dosis extra y pasadas dos horas mas, mi amigo y yo corremos al servicio porque como el rayo damos de vientre...No fueron una, ni dos, ni tres las veces que tiramos de la cisterna y cuando terminé, la paz del cielo celestial vino a mi mente cuando escucho a mi amigo que tira otra vez mas de la cisterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario