Desde pequeño, todo el mundo me tomaba por tonto. Por mi forma de hablar, por mis andares peculiares, por hablar de cosas que son sencillas, por suspender siempre, por vivir casi siempre en soledad. Aquello sin duda me creó un complejo porque hasta de forma cariñosa, me llamaban el tonto Simón...
Con la experiencia de los años cumplidos, hay gente que me tiene pena y otros desprecio por prejuicio. Nunca he trabajado pero sé que es el trabajo y también la necesidad pero, no se lo cuento a nadie ¿para qué? si soy el tonto del pueblo...En mis ratos libres que son todo el día, me limito a escuchar a quién se abandera de sabiduría, a quién me aconseja y quién por burlas de la vida, también aprendo de la miseria humana.
Voy a misa porque el cura dice cosas interesantes, cumplo en velatorios y entierros porque la gente lo agradece y hasta sé como funciona un banco cuando hago recados simples a quién me envía por ser tonto sin maldad. Por las noches, mi corazón se inflama de cariños y atenciones a mujeres necesitadas que sin más, me invitan a comer y hasta asearme pero, alguna que otra, también me dá su cariño con mimos.
Me prodigo en tonterías para que la gente se divierta a mi costa. Me piden que les cuente aquel chascarrillo donde soy mas tonto y hasta me evado muchas veces cuando el que se ríe de la gente del bar, soy yo. Muchas veces cómo como un marqués pero si hay algún día de vacas flacas no me importa...algunos me toman por un poseído y otros por un desgraciado de la vida. Tomo medicinas gratis con atención médica de igual manera. Una vez un borracho me confesó que me había calado hasta los huesos, que no era tonto y que Dios me viera confesado si el pueblo se daba cuenta...
Por lo demás mi vida sigue plácida, sin complicaciones. Ya soy mayor. Me he decidido escribir mi único bién en esta vida que es esta confesión. He sufrido burlas y cosas innombrables para mi persona por eso, a sabiendas que el rencor no deja vivir a la gente, quiero que sepan de primera mano lo bién que he vivido, las cosas que he comido a su costa y las mujeres que aún siendo casadas, pasaron conmigo la noche...
Soy el Tonto Simón
Al borde del abismo de mi muerte.
2 comentarios:
Tal vez el protagonista de tu historia no sea tan tonto ..tal vez lo son más quien se burlaban de él ..
Un texto donde hay más de una moraleja que bien no sería necesaria aprender.
Un saludo y te deseo una feliz noche.
Ese tonto no lo es para lo que le conviene. La gente tenemos prejuicios con esos discapacitados, y no es el caso, ellos tienen capacidades, aunque diferentes
Bien urdido, y en primera persona. Me ha encantado
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