sábado, 3 de agosto de 2024

Huellas

 

 


 

  La imagen perdida de la niñez aparece hoy en mi mano. La fotografía es en blanco y negro con una edad difícil de calcular. Tenía flequillo y una mirada viva que no pierde de vista el objetivo. Antes hacerse una foto era una novedad; un acontecimiento que lo requería la escuela quizás para el libro escolar. Esa imagen me ha perseguido durante unos días hasta que he dado con ella en una maleta atiborrada de otras fotografías. Tengo los carrillos regordetes, la boca pequeña, el pelo negro y el flequillo por encima de mis cejas porque yo nunca me hacía la raya. Cuando iba al barbero lo primero que le decía era: "Pélame  p´lante". Los recuerdos me asaltan desde hace unos días. En la maleta está la historia de mi familia. Cantidad de gentes conocidas ya no están entre nosotros; entre ellos mi padre y mis abuelos maternos; vecinos de mi calle o mujeres y hombres conocidos de la familia que se pierden en el tiempo... Buscaba esa fotografía mas que ninguna otra porque sé que sentía cuando me la hicieron en ese instante mágico donde un flash hace que cierres los ojos para quedar inmortalizado. Me miro al espejo del pasado y se me hace un nudo en la garganta de pensar todo lo que me sucederá desde mi nacimiento. ¿Vale la pena vivir si supiera por donde he pasado?. No lo se. Quizás estoy en un momento sensible. He vivido cosas extrañas y desconocidas hasta que me sucedieron y he conocido en mis carnes lo peor del ser humano así como he encontrado la felicidad. Tuve la intención de quedarme esa foto para guardarla y sin embargo, la he devuelto a la maleta que he cerrado y la he guardado en el baul de los olvidos. 

Volver a volver me llena de melancolía y de tristeza cuando el pasado ya no se puede cambiar y el futuro está por escribir...


4 comentarios:

Susana Moreno dijo...

No es bueno recrearse en el pasado para bien ni para mal. Un beso

Sara O. Durán dijo...

Foto más linda que siempre tendrás presente.
Un abrazo!

José A. García dijo...

Algunos recuerdos hacen bien en seguir siendo recuerdos en lugar de estar presentes todo el tiempo. Lo difícil es darse cuenta de ello.

Saludos,
J.

stella dijo...

Al pasado no podemos renunciar aunque queramos, forma parte de nosotros mismos y todo lo vivido nos ha forjado en la persona que somos, de el aprendemos también
Un abrazo