martes, 10 de diciembre de 2024



 Hace nada que lo hemos dejado. Vuelvo a mi casa y a la soledad; a sobre llevar todo aquello que fuimos y todo lo que esperábamos ser. Esta noche canta la poesía de un final lleno de puntos suspensivos. Lo hemos dejado de mutuo acuerdo y no sabemos el peso que nos toca arrastrar en lugar de llevar un beso de despedida hasta que el olvido termine como el recuerdo de esta próxima Navidad...Llena está mi casa de vacíos como nido de la soledad que me persigue y hasta me asfixia. Ni tu ni yo estamos bien. Te veo entrar en tu casa como la escena de una puerta que se cierra y en la pantalla de un cine de verano; cuando aun nos sentábamos en el final, aparece el rótulo de "The End"...y nos reíamos porque entre besos y arrumacos yo estaba pendiente de ti y tu de mi. Ahora cierras la puerta antes de marcharme y me miras como si tu mirada pesara mas que un sentimiento cuando no te digo nada, ni buenas noches ni poder articular palabra alguna. Camino cabizbajo por la calle sin saludar al vecino que lleva en la mano la bolsa de la basura y me mira pensativo porque siempre lo saludo pero es que ahora, no se ni donde estoy. Entro en mi casa y la puerta se cierra como quién cierra un ataúd con un agonizante. Necesito llamarte una vez mas pero todo se queda en puntos suspensivos.. 


3 comentarios:

Susana Moreno dijo...

Las rupturas son muy duras. Un beso

Nuria de Espinosa dijo...

Me gustó y te hice una Réplica...

Hace nada que todo ha pasado. La soledad se siente más pesada que nunca. Esta noche la poesía se escribe en tonos grises, y puntos suspensivos... esperando que el olvido llegue algún día, tal vez cuando esta Navidad termine solo sea un murmullo lejano.

La noche está llena de vacíos, de silencios que se sienten como gritos apagados, como un nido en el que la soledad ha encontrado. Cerrar la puerta es un calvario, y me recuerda a esas películas de verano en las que, al final, en la pantalla gigante aparece "The End". Entonces sin prestar atención al fin de la película porque teníamos algo más importante que la soledad.
Pero es que en este instante tengo la sensación de que ni siquiera sé dónde estoy, ni hacia dónde voy.

Al entrar en casa, el sonido de la puerta al cerrarse me recuerda al eco de un ataúd que se sella con el último aliento. Quiero llamarte, escucharte una vez más... pero me quedo en silencio, en esos malditos puntos suspensivos que ahora parecen definirnos.

Marcos dijo...

Desengaños y el paso del tiempo, que es implacable y obliga a cambiar de perspectiva. Cualquier intento de enderezar eso es vano. Los puntos suspensivos no terminan nunca.
Saludos.