jueves, 7 de agosto de 2025

Encuentros en la tercera edad.

 


 

 Camino y en mis pasos voy avanzando con mi pensar. Mis ojos son la expresión de mi mirada y la calle es un mundo vacío que se abre a mi alrededor. No hay mejor compañía que la del corazón según decía mi madre y en ella estoy pensando ahora. El calor sube como una flama que se eleva hasta mi respiración y esta tarde, el silencio y los aires acondicionados marcan una pausa para invitarme marchar pronto a casa.

Algo fluye en el verano que marca el ritmo vital de nuestro que hacer diario. A veces parece que el tiempo se detiene con la calor y otras se acelera de una forma tan vital que invita a la diversión...Camino por esta mi calle casi desierta; sumido en mis pensamientos como quien lleva un peso fuera de lo habitual y al volver la esquina todo está solo; inerte y sin vida como mi casa cuando falto yo. Hace nada me acabo de enterar de que mi madre se ha enamorado. Tiene ya mismo 83 años y en su mundo infantil se nos quiere casar. No se si será el verano o que las cabezas no rigen bien pero el caso es que mi madre se quiere casar.

Voy calibrando los pros y los contras de este matrimonio que a todas luces parece inviable sin embargo, ella está feliz porque el pretendiente la llama BOMBOM y ella también le dirá algo parecido. En la magia debe de haber en el amor una razón que no tiene edad y yo no se lo que voy a hacer porque mi madre se hace sus necesidades encima y no da una paso sola. Pienso en el desengaño de la realidad que pesa tanto como este calor y temo que sufra.

Ahora estoy en mi casa y no me cambio por nadie como tampoco me quiero enamorar. Estaré pendiente de este episodio de Romeo y Julieta y que ninguno de los dos sufran lo que ya no tiene arreglo... 

 

 

 

3 comentarios:

Sara O. Durán dijo...

Enamorarse a cualquier edad es un milagro digno de celebrarse. Bien por ella.
Un abrazo.

Susana Moreno dijo...

Es la última ilusión que le queda. Un beso

Nuria de Espinosa dijo...

Un relato conmovedor. El amor a cualquier edad, íntimo y reflexivo. Tiene un tono melancólico que se mezcla con el calor del verano y la sorpresa ante el enamoramiento de una madre mayor. Te hace pensar en cómo el amor puede surgir a cualquier edad, en cualquier situación y lugar, aunque también plantea con honestidad las dificultades de enfrentar la realidad cuando hay dependencia y fragilidad. Me gustó cómo transmites sus emociones con sencillez, entre la ternura, la preocupación y un toque de resignación. Profundo, y con mucho sentimiento. Un abrazo