miércoles, 17 de octubre de 2018

La cena del lobo




Buscaba setas para la cena. Aquella zona no la conocía y sin saberlo se adentraba mas y mas en el bosque encantado de encontrar lo que prometía ser una buena comida. Estaba ensimismado viendo su cesta, respirando la naturaleza...disfrutando de la soledad tantas vces buscada.

Pero le alcanzó la noche. Ya estaba perdido. Llamó a casa tranquilizando a su mujer porque por su despiste estaba en una zona que no conocía. Su mujer se enfadó además de recriminarle deudas pendientes y rencores que mejor no hablar...Cada diez minutos la claridad era menos clara y sus pasos se hacían  mas torpes.

A lo lejos los lobos ahullaban a la noche pero esa noche no había luna; sólo oscuridad. El miedo le recorría por todos los nervios y tiritaba. Un buho señalaba su territorio, algún conejo se escuchba huir en unos matorrales y ¡maldita sea! el no sabía donde ir...

Como perros hambrientos los lobos le rodearon. Era primeros de Noviembre y sabía que aquello no traía nada bueno.

Un lobo quiso probar su valentía lanzandose a sus pies. Tiró la cesta llena de hongos y corría como el diablo tropezando aquí a allá.     Ahora volvía el silencio.     Su respiración era entrecortada y llamó a su mujer para que pidiese ayuda porque con dedos temblorosos no atinaba con las teclas...

Su mujer estaba impaciente, preocupada, colérica...y al responder, escuchaba los gritos de su marido y a los lobos con rabia en la boca gruñendo para darse un festín. Ella gritaba al ser conciente de lo que ocurría al otro lado del teléfono; lloraba con los nervios perdidos en la oscuridad de la noche y antes del amanecer, la guardia civil encontró los despojos de su marido, una cesta con setas derramadas y un móvil con batería agotada...




4 comentarios:

Campirela_ dijo...

Buenas noches , nos has dejado un buena historia , gracias .
Un abrazo.

Albada Dos dijo...

Morir tan tontamente. Pero fíjate, las setas de la cesta podían haber sido venenosas y que los lobos murieran envenenados y salvado él.

Esa mujer al otro lado de la línea, fue la espectadora impotente de una muerte en le bosque, ante la noche y las setas. Muy bueno. Un abrazo

Susana dijo...

Qué historia tan terrible. Un beso

Meulen dijo...

A nadie le gustaría morir así menos buscando comida