Como un gato sigiloso Morfeo lo llevaba a las profundidades del sueño. No quería dormir por sentirse indefenso; luchaba por quedarse despierto pero nunca lo lograba. Llevaba años en la cama por culpa de aquel accidente pero últimamente tenía sueños premonitorios. Ser tetrapléjico no era fácil y saber qué sucedería al día siguiente por medio de los sueños, era un peso difícil de soportar. La medicación para tranquilizarlo era cada vez mas fuerte; imposible de vencer para no quedarse dormido. La ventana de su habitación mostraba el horizonte con tonos rojos y anaranjados y el otoño venía con olor a tierra mojada. Después llegaba la oscuridad y con ella los malditos sueños.
Sabía de guerras, de personas queridas que morirían pronto, de cómo cambiaría su ciudad con el paso del tiempo mas allá de su muerte...Un avalancha de sucesos estaban por venir y no podía hacer nada. Sabía que la asistenta le robaba, que su hermano moriría de cáncer y que pronto se quedaría solo por no tener mas familia. El silencio era una continua tensión que hacía escalada como las dosis de somníferos y tranquilizantes.
Pero aquella noche era especial porque salió de su cuerpo. Viajó a lugares insospechados y estuvo cerca de personas que hacía años no vía; podía hablar, podía usar sus piernas y sus brazos y podía sentir la libertad sin que nada le entorpeciera. Visitó escenarios del futuro y del pasado. Todo era maravilloso hasta el amanecer cuando tenía que volver a su cuarto. Atravesó el tejado y el techo de la habitación para descubrir que le habían desconectado de la máquina que lo mantenía vivo y que el médico y la enfermera, ya lo daban por muerto. Un pozo sin fondo lo atraía con fuerza de gravedad hacia su centro y una luz lo llamaba.
El día 15-9-2024, volvió a despertar en su cama. Fue testigo de su muerte y tampoco a nadie se lo dijo.