domingo, 27 de abril de 2025

Al este del Edén



 

 Atento al portal lo espero impaciente. Tengo una recortada. Ya no soporto mas.

 

Me gusta el cine. Aquel día reponían "Al este de Edén" y siempre quise ver esta película en el cine. El día era primaveral, ocioso, espléndida tarde para pasarla con una bolsa de palomitas.

Jamen Dean tiraba piedras a una casa blanca y entonces comenzó mi suplicio pues un minúsculo dolor se instaló en mi cabeza. No era para tomarse una aspirina ni mucho menos para tomarlo en serio pero, me preocupaba...Termina la película y mi inquilino no se iba.

Pasan los días, los meses, los años. Imagínense que es vivir con un pequeño dolor en el hemisferio derecho de mi cabeza. Fui al neurólogo y todas las pruebas dan negativo pues la resonancia, el escáner, el TAC, todo, absolutamente todo, da negativo. Tomo pastillas que no sirven de nada y como recurrir, he ido hasta a curanderos pero este dolorcito no se va de mi cabeza. No saben ustedes la desazón profunda que siento y un amigo me recomienda hacer psicoanálisis ya que le comento que le he cogido fobia a esa película justo cuando James Dean tiraba piedras.

- Puede ser psicológico (dice mi amigo).

Mi terapeuta me invita al diván y yo me tumbo con el corazón abierto. El es un hombre joven recién casado. Yo ya soy mayor para el y me da la desconfianza de no saber si sabrá desempeñar bien su trabajo.

Pasa bastante tiempo. A este hombre le he dicho cosas de mi pasado que no le he comentado ni a mi mujer incluso, hasta sueños comprometedores y sin embargo, somos tres: Yo, mi terapeuta y el dolor que nunca cesa. Le comente mi recuerdo en ese instante donde mi vida cambia pues confieso que en ese momento sentí rechazo por James Dean un segundo antes del dolor...pero sigue pasando el tiempo; un tiempo desesperante pues la terapia va lenta; muy lenta y yo, me pongo de los nervios muchas veces sin razón alguna como si de una manera u otra pudiera vencer la desazón de este dolor...

Atando cabos sobre mi personalidad, el psicoanalista me sugiera que vea otra vez la película pues la reponen en el cine Imperial. Quiere saber que es lo que pienso en ese momento pues cree que este dolor es un fantasma del pasado.

James Dean vuelve a tirar piedras a una casa blanca y un dolor gemelo se instala en mi hemisferio izquierdo: Tengo miedo, angustia pues la vida que me queda no es nada halagüeña. Salgo del cine con valor a enfrentarme a mi psique y compro otra entrada para la siguiente función.

James Dean vuelve a tirar piedras a aquella puñetera casa y un tercer dolor, se instala en el centro de mi cabeza. Doy un grito de terror, quiero detener la película y el guardia de seguridad me saca a empujones del cine.

Mi mujer no sabe qué hacer. Es tarde para llamar a mi terapeuta y su mujer sale al teléfono para comentarme que ha ido a un congreso en Argentina durante diez días en la ciudad de Córdoba. Le digo que no puedo mas, que estoy desconsolado y hecho polvo, que tengo pensamientos suicidas por no poder con mas... 

Cojo dinero y me voy al aeropuerto Madrid-Barajas. Saco un billete para la Argentina con escala en Buenos Aires y destino a Córdoba y, me presento en el congreso como quién tiene todavía un hilo de esperanza...

...Y llego al congreso dando gritos de desesperanza pero los guardias de seguridad me sacan de allí dándome palos con la porra. Me terapeuta me reconoce y no hace nada por mi; pensará que soy otro enfermo mental pero por lo menos podría hacer algo por mi...Le he cogido odio y venganza pues pensaba que era amigo. ( ¡¡Esto lo vas a pagar te lo juro!!.) 

Llego de nuevo a Madrid con mis tres dolores de cabeza insoportables. Compro a unos gitanos una escopeta de cañones recortados y ahora, lo acecho en su portal para matarlo.

Lo veo asomar con su maleta bajando la calle. Su aspecto es de estar cansado pero mi mano se mantiene firme a la escopeta. Salgo de mi coche y le apunto cara a cara cuando estos tres dolores por arte de magia, desaparecen por completo y una paz celestial recorre mi cuerpo. Tiro la escopeta y me pongo a llorar amargamente abrazado a mi médico y el me dice que hablamos pasados dos días pues viene con dolor de cabeza...

 

 

4 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

¿Le pasó el dolor de cabeza?
Saludos.

Susana Moreno dijo...

Una historia muy original. Un beso

Jose Casagrande dijo...

Menos mal NUNCA vi al tal James Dean.... y ahora pues mucho menos, porque esos dolores pueden ser epidemicos

Conchi dijo...

Me imagino que con tres dolores ya es demasiado, no me extraña las ganas de matar al galeno. El final es de lo mas ingenioso.

Un abrazo.