lunes, 24 de abril de 2023

El nombre que se pierde en la nada

 


 

  La calle está llena de personajes. No nos conocemos ni creo que tenga con ellos más relación que una simple observación. Paseo por el centro de Córdoba casi después del amanecer; cuando a esa hora mis personajes y yo nos cruzamos...En mis paseos matutinos durante todos estos años, veo la evolución de la moda en las mujeres ( ya son varios años ). Siempre me fijo en el calzado y el tipo de pantalón, las camisas, el tipo de peinado y hasta el perfume que llevan. Reconozco que tengo cierta curiosidad por seguir la moda cuando el día menos pensado, las mujeres sacan una nueva moda como venida de la nada. Todo cambia en ebullición y hasta los nuevos mendigos que antes era Rumanos ahora muchos, son españoles que se han quedado sin nada...

Justo en la esquina del Banco de Santander hay una chica que se sienta en el suelo para pedir. No es mal parecida y la primera vez que la vi pensé que su situación sería transitoria; que ese bache pronto pasaría pero, no. En su mirada se reflejaba el odio cuando te devolvía la mirada y otras veces, sus ojos están perdidos pensando no se qué...Pasa el tiempo y ella sigue en el mismo lugar. A mi ya me conoce. A veces se queda mirándome con esos ojos negros que han sido domados por la necesidad y su piel morena está acostumbra al sol...

Las aceras son un medio de transporte imparable. Muchas chicas se observan en el escaparate de las tiendas como en un espejo seductor mientras caminan o hablan con el manos libres verte tu a saber con quién...Y yo formo parte de esa masa de criaturas para ser otro conocido más que a diario nadie sabe mi nombre...

He visto la soledad y la infelicidad, el amor y la belleza...Sin embargo, esa chica que pide limosna en la acera del Banco Santander de Ronda de los Tejares, me la vuelvo a encontrar como todas las mañanas quizá un poco más curtida por la necesidad. Nunca sabré su nombre por timidez al preguntarle o respeto porque mendigar tiene un par de narices.

Son tantos los años por Córdoba y sus aceras que podría escribir un libro. Cuando miro atrás en el tiempo, veo mi sombra por sus calles casi siempre de manos de la soledad cuando alguien que repara en mi se preguntará: ¿Y este tipo con el que me cruzo todos los días quién es?.



4 comentarios:

Susana Moreno dijo...

A mí también me gusta observar a la gente. Un beso

Sylvia dijo...

A mi me pasa cuando voy en el bus... suelo imaginar historias sobre la gente que va en él. Decimos mucho sin hablar, cuando nuestros rostros reflejan sin más lo que somos.
La chica del Banco será una de tantas historias tristes... buff qué vidas más duras. Lo peor es que lo asimilamos a la rutina de verlos en determinadas esquinas o lugares. O lo que es peor, desconfiamos.
Un texto para meditar.
Bss

Campirela_ dijo...

Una bonita forma de caminar por esas calles concurridas de personas, con sus problemas y sus dilemas, cada uno con su vida en una mochila.
Observar todos creo que nos observamos, aunque no nos demos cuenta.
Las moda es pasajera cada tiempo cambia para luego transcurrido un tiempo vuelva como el hijo pródigo de regreso.
Me gusto tu historia , hoy leímos algo real. Un besote.

Sara O. Durán dijo...

Hay personajes muy conocidos de tanto verlos al pasar, aunque nunca sepamos quiénes son.
Un abrazo.