jueves, 24 de octubre de 2019

La fuerza de la lealtad





Vivía solo. Se llamaba Simón. Un trozo de huerto, la casa de toda la vida, una pensión y un perro tan viejo como el.

El médico hace tiempo le recetó una mascota para sus nervios y muchos paseos por la carretera; que no se quedara solo en casa, que hablara con la gente. Fué a su amigo Mateo que era cazador y este le regaló un perro de los que se dicen son rateros. Con las dos manos juntas, le cabía en las palmas de las manos y el perrito con lunares claros y oscuros, se sentía inefenso sin su madre y, tiritaba de miedo.

El ya era mayor. Le cambió dos o tres veces el nombre como quién en una zapatería se prueba unos u otros zapatos hasta que le puso el nombre de Miedoso. De recién nacido hasta joven, no paraba por toda la casa investigando y jugando, lo revolvía todo; dejando caer cosas o haciendo faenas que enfadaban a su dueño hasta el punto de abandonarlo o devolverlo a su amigo el cazador. Simón ya no era hombre de juegos además de que los reflejos los tenía perdidos y aquella depresión hacía cada vez más de las suyas. Sin embargo Miedoso le dabe qué hacer para mantenerlo de alguna manera activo y a veces lo enfadaba pero, este viejo al final le tomó cariño y cuando el perrito dormía a sus pies, el calor de la fraternidad se le notaba en la mirada...

...y pasaron muchos más años. Simón con muchos mas años y Miedoso cada vez mas y mas sereno. Los días pasanban tranquilos y Miedoso se hizo un holgazán para buscar un rato de sueño con el hocico blanco de canas entre sus patas. Simón le hablaba a veces con la mano cálida que le pasaba por su lomo y el perro le correspondía con la lengua besucona. Ya le costaba más ladrar cuando llamaban a la puerta y el silencio se iba haciendo cada vez más y más profundo en la casa. A Simón se le olvidaban las tomas de los medicamentos y su vecina Patro se las administraba como si fuera su hija y hasta le llevaba comida para el y para su perro. Miedoso levantaba una mirada nostálgica a su dueño cuando en medio del sueño algo le despertaba y eso para el anciano, era algo impoagable por venis del corazón de un animal.

Llegó la hora del adiós. Simón murió en su cama y con su perro al lado inquieto, ahullando lenguajes perrunos cuando una desgracia se cierne sobre su futuro...Patro entró como cada medio día y se encontró aquella escena desagradable.

Durante el entierro, su perro Miedoso no se separaba del coche fúnebre ni de la lápida del cementerio que contenía a Simón. El sepulturero lo miraba con cara de pena cuando los días iban pasando mas aquel perro, no se separaba de su amo...Lo echaron del cementerio y por las noches se le escuchaba ahullar preguntando por su dueño hasta que un amanecer, alguien lo descubrió muerto, flaco y con la mirada opaca...




9 comentarios:

Tracy dijo...

Me encanta, las historias de los perros son siempre tiernas.

Campirela_ dijo...

Precioso cuento , relato , texto llámalo como quieras pero lo has escrito muy bonito ..estas sembrao últimamente .gracias amigo por regalarnos estas historias ..
Un fuerte abrazo !!

dijo...

No sabemos la fidelidad de un perro a su dueño hasta que no le tenemos o nos lo cuentan
Eso es comunión incondicional.
Hay realidades que superan a los relatos,pero este es precioso!!
Besucos, artista de las letras y del sentimiento

Albada Dos dijo...

Los animales son fieles hasta la misma muerte, de manera literal. Son especiales. Bella historia de amor.

Un abrazo y feliz día

Amapola Azzul dijo...

Cuánta ternura en el relato.

Besos .

Recomenzar dijo...

No tengo perros y aunque los amo jamás he tenido uno mio Requieren mucho cuidado .Aparte no podría dejarlo solo por lo tanto..

Me has encantado con esta historia de un perro amado. Los entierros dejan huellas de un cementerio lejano Abrazos siempre

Mari Carmen dijo...


Desde pequeña he tenido perros en casa, ahora también. Son amigos estupendos.

Es una gran historia, como es habitual en ti.

Un abrazo.

Susana dijo...

Qué pena. Un beso

Meulen dijo...

Que linda historia , una vida venerada por otra vida...
y del valor de esa fidelidad que ya quisiéramos tener los humanos entre nosotros que basta algo hasta a veces sin sentido levantan diferencias y distancias irremediables.
Cuánto debemos aprender de los hermanos menores que nos superan en mucho en muchas ocasiones.

Pases buen fin de semana.