lunes, 20 de abril de 2020

La inspiración superlativa







Un día alcancé la dicha. Cada segundo tenía su sentido y mi alma florecía con raices puestas en la tierra...aquello tan solo duró unos minutos. La sabiduría rozaba la perfección, el buen atino se colmaba de dicha. Sin embargo la plenitud se avaporó con el viento de poniente y ahora, pasado un tiempo, la memoria intenta desgranar esa gloria que siempre fué eterna en un corto intervalo de tiempo...






3 comentarios:

Albada Dos dijo...

Los instantes así hay que disfrutarlos, porque recrearlos suele ser difícil :-)

Un abrazo

Susana dijo...

La dicha es muy efìmera. Un beso

Mari Carmen dijo...

Aprovechar el buen momento, esa es la cuestión.

Lo puedes revivir con los recuerdos.

Un abrazo.