Un día alcancé la dicha. Cada segundo tenía su sentido y mi alma florecía con raices puestas en la tierra...aquello tan solo duró unos minutos. La sabiduría rozaba la perfección, el buen atino se colmaba de dicha. Sin embargo la plenitud se avaporó con el viento de poniente y ahora, pasado un tiempo, la memoria intenta desgranar esa gloria que siempre fué eterna en un corto intervalo de tiempo...
lunes, 20 de abril de 2020
La inspiración superlativa
Un día alcancé la dicha. Cada segundo tenía su sentido y mi alma florecía con raices puestas en la tierra...aquello tan solo duró unos minutos. La sabiduría rozaba la perfección, el buen atino se colmaba de dicha. Sin embargo la plenitud se avaporó con el viento de poniente y ahora, pasado un tiempo, la memoria intenta desgranar esa gloria que siempre fué eterna en un corto intervalo de tiempo...
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3 comentarios:
Los instantes así hay que disfrutarlos, porque recrearlos suele ser difícil :-)
Un abrazo
La dicha es muy efìmera. Un beso
Aprovechar el buen momento, esa es la cuestión.
Lo puedes revivir con los recuerdos.
Un abrazo.
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