La vida desfilaba desde aquel banco del parque. Ya era otoño, el lo sabía. Las mamas regañaban a los niños por coger algo del suelo o meterse en el jardín. Los enamorados se daban la mano buscando en el tacto otro beso. Algún solitario paseaba perdido en sus pensamientos y los más viejos hablaban de la vida con el pasado a cuestas o el presente de sus días jubilados...
La vida desfilaba por
aquel parque en su pensar tranquilo, casi monótono en una mañana que
era diferente, quizá poque se acercaban las lluvias tanto esperadas. Con
ojo inquieto, su mirada confabulaba con la imaginación pues cada
persona tenía un nombre imaginario y una historia ficticia. Sólo el
parecía estar ausente de aquellas miradas quizá ignorado y sin
importancia....
Soplaba viento y olor a tierra
mojada. Hacía algo de frío y sus manos se abrazaron porque un escalofrío
le recorrió el cuerpo. El tacto de su piel no era firme, las canas hace
tiempo que asomarón en su barba y la quietud de su espíritu, le invitaba
a dar paseos constantes por su interior buscando un no se qué que no
estaba concluido....Habían pasado los años y el tiempo corría como quién
tiene prisa en llegar sin saber a donde.
La
frontera de los 50 con todas sus goteras le preocupaban por la salud
porque ya tomaba medicamentos que según el médico no eran graves; solo
por precaución, algo que le preocupaba. La experiencia le había enseñado
muchas cosas y su corazón se ressistía a envejecer pero las nuevas
circunstancias le recordaban a personas que siendo joven ya las notaba
mayores pasados los 50.
Poco a poco llegaba el
medio día en el parque que fué testigo de todas las épocas de su vida.
Las hojas anunciaban el rumor del viento con gorriones y palomas que
parecían ser siempre los mismos pájaros de su infancia y juventud.
Parecía que nada cambiaba, solo él y poco a poco, una nube de agua
comenzó a llorar. No había tregua en la prisa. Todo el mundo se
apresuraba y el se dejó empapar porque adoraba la lluvia....A unos
metros una chica corría con la carpeta de sus apuntes en en la cabeza y
casi riendo le dijo: ¡¡OIGA SEÑOR!! ¡que se va a mojar!...
9 comentarios:
Vuelves con fuerza amiguco!
Y es que cuando va pasando el tiempo,las miradas se dirigen un poco más hacia el interior.Se puede quedar uno ensimismado en su mundo,que no es poco!!pensando todo el camino andado
Sin embargo a veces aparece una luz que te hace correr,levantarte ..seguir
Muy lindo el relato
Besucos
Gó
No sé quién nos hace sentir mayores, quienes nos rodean y moderan su trato o nosotros mismos que nos vamos apagando.
Los cincuenta son la plenitud, solo hace falta una chispa como la voz de esa chica para encender la llama.
Un beso, Buscador
Me has trasladado a ese parque. Un beso
Hay lugares emblemáticos, como ese el parque, en los que uno sabe que duerme y pervive su esencia. Nunca es tarde para guarecerse en él, nunca es tarde para seguir siendo uno mismo
Muy buen texto. Un abrazo
Hola amigo , me alegra volver a leerte y nos has dejado un buen texto , los años a veces son más mentales que otra cosa , sin duda todo depende de la salud que nos acompañe no vamos a decir que no sea importante , pero la juventud y la alegría se lleva en el espíritu es ese es el que hay que tenerle alegre y jovial.
Un abrazo y espero seguir leyendote .
El tiempo es un malvado chico que juego con nosotros y nos asusta, cada tanto, me gusto tu escrito, tiene verdad y sentimiento, un abrazo feliz!
Un testo pieno di sentimento, mi è piaciuto molto,
sei riuscito a portarmi dentro al racconto, ho sentito lo scorrere del tempo in tutta la sua bellezza.
E' stata una piacevole scoperta il tuo blog, ti seguirò con molto piacere.
Felicidades si ha sido tu cumpleaños.
Besos.
Hola Buscador, lo que dice en su entrada es cierto, parece que a los 50 años llegamos al ecuador imaginario de nuestra vida aquí en la tierra y no es asì, creo que somos nosotros mismos los que nos asusta al llegar a cumplir esos años...Vivimos en una sociedad antinatural, donde parece que lo importante es SER JOVEN o al menos PARECERLO y por eso tantas operaciones estéticas para borrar el paso del tiempo. Nuestra forma de vivir es antinatural. Conozco a Eusebia, una persona que me cuidó en mis primeros años tiene ahora 92 años y siempre me asombra por lo que hace y dice...¡Yo me moriré joven niña, no lo olvides, los años se los lleva el río y yo me quedo solo con lo que he aprendido en ellos! es una persona genial, vive sola y cada día se recorre 4km para que no se la oxiden los huesos... Y además es capaz de continuar bordando con su vieja máquina SIGMA, lo que la encarguen. Creo que es la sociedad en la que vivimos la que nos limita y nosotros creemos que debe ser así.
Desde el corazón, un abrazo
Ángeles
Publicar un comentario