Pasan estos días con flor de primavera. A veces llueve o hace frío, otras hace calor de verano. Uno anda como loco de aquí para hallá mientras el mes de abril con su luz, me recuerda que es mi mes preferido. El corazón sacude sentimientos, la razón desvaría a veces y el mar azul, es mucho más azul.
Visito tu blog y la tarta de cumpleaños ya se la comieron; hasta las velas se derritieron...sin embargo ahora estás conmigo cuando la fiesta se terminó. Te hablo al oido en silencio, siento que me escuchas además de percibirte en esta estación que es mi favorita. Alguien me dijo una vez que no se deben de olvidar los cumpleaños y que debo de ser puntual a una cita pero, el regalo de mi corazón no se consume como una tarta o como una vela. Todavía no conozco tu rostro en esa mirada que a veces llora y otras rie o se enfada. No sé si eres alta como yo o bajita y el tono de tu voz mexicana me lo tengo que inventar. Te agradecería una foto tuya para tener una imagen a la que hablar...Por aquí los días pasan y pasan. Los campos están en flor, el tiempo anda un poco loco. Pero hoy me reuno a tu fiesta ya concluida para retirar los platos vacíos, los glogos hinchados y limpiar la mesa de los invitados. Me gusta llegar tarde a tu fiesta porque sólo me puedes atender a mi si no me echas enfadada...a pesar de la distancia y de la cercanía, de tu cumpleaños y el mes de abril, todavía sé que estás ahí...a un palmo de mi mirada.
"El niño tenía sólo tres años. Era rubio y tenía los ojos azules. Ya sabía algunas cosas, otras aún no se las enseñaban. Aparte, estaban los secretos". Su madre aún lo amamantaba. Sentía rios de leche caer por su garganta mientras chupaba el pezón siempre dispuesto. El corazón de la madre le latía en sus labios y el calor del pecho se transmitía en su rostro hundido en la piel. Sabía que estaba seguro, sabía que su madre era parte de el y de nadie más... De memoria su lengua adivinaba la orografía de las areolas que eran grandes y oscuras; que se hinchaban como globos a veces cuando le surtían de alimento y placer...Después le enseñaron una cuchara y un plato. La cuchara era fría y la comida no era la leche de su madre. Durante años aborreció su primer plato y aún a veces, cuando ya de mayor tiene que comer algo frío, se acuerda de su madre...