Una vez más participo en los relatos de los jueves. Esta vez Neogeminis nos invita a la imaginación con unas fotografías urbanas. Os dejo el enlace con mis pobres conocimientos de informática y espero que disfrutéis de los relatos. Reconozco el esfuerzo que supone ser el anfitrión de un jueves.
Gracias.
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https://neogeminis.blogspot.com/2024/05/cada-jueves-un-relato-sombras-urbanas.html
A veces todo es veloz dentro de mi cabeza. Los pensamientos se disparan con la ansiedad y no me fijo en la gente que se cruza conmigo...Hay un silencio extremo en la ciudad; un paso de ti y tú de mi porque esta mañana como todas es vertiginosa. Nos volvemos autómatas pensando en terminar la jornada. El corazón bombea sangre y los sentimientos se vuelven agresivos pensando en ese no se qué. La maraña de la ciudad nos engulle, nos aniquila. Suena mi móvil, gritan los coches, danzan los tacones en la acera cuando la suela es dura y me llega el perfume del café y las tostadas. La vida se pone en danza por esta acera todos los días. Llega la noche y me asaltan los recuerdos cotidianos; vertiginosos que no me dejan dormir y, salgo de la noche al día cuando el amanecer del sábado me invita dar un paseo...¿Dónde voy? No lo se...
Mis pasos perdidos me llevan al parque: Son las 7:30. El amanecer de la primavera roza mis recuerdos y la lejanía se vuelve cercana. Ha llovido durante la noche y el ruido de la ciudad aun no despierta en su plenitud. Son tantos los recuerdos en este parque que me siento en paz con el mundo. A mi edad la soledad se vuelve lejana. Las palomas y los gorriones dicen que hay vida en una ciudad como esta. El cielo está claro y el aire es fresco como recién salido de la lavadora. Algún trabajador tiene prisa y algún jubilado derrocha su tiempo en un paseo infinito. El parque me da paz. Me siento en un banco mojado como quién se sienta en la butaca de un cine de verano porque delante de su mirada, la vida desfila en cinemascope...