Poco a poco llegamos a la Navidad. Se respira en el ambiente como se acerca de forma sigilosa; casi en silencio y se instala en mi corazón con recuerdos que como cada año me persiguen allá donde vaya...Parece como si el pasado despertara con mas intensidad; con una imaginación donde las personas pasadas me visitan envueltas en sentimientos de ausencia. Los años cumplidos tienen un peso de tristeza que se nutre de la melancolía. Todo parece que aumenta en proporción como es la soledad, el silencio, la noche oscura o el amanecer frío que me coge por la carretera. Estas fechas son mas sensibles y uno debe de caminar con mas cuidado por no tropezar con una lágrima cuando de camino a casa los recuerdos me asaltan. Ya mismo con el viento del norte, el aroma de los mantecados de La flor de Rute perfumarán mi calle y cuando eso suceda, la Navidad caerá con todo su peso para endulzar esta melancolía. A veces no tengo ganas de salir. Los silencios de mi casa se llenan de música y en la pantalla de este ordenador, veo reflejado mi pensamiento y mis sentimientos que intentan escapar en un desahogo. Mi calle ya está en silencio con rescoldos del atardecer. No se escuchan los pájaros del parque con su regreso a los árboles y yo, termino este texto ya cansado del día para caer en los brazos de Morfeo...