Un día estaba llorando con tristeza profunda y me dio por asomarme a mi espejo. Tenía el rostro lleno de lágrimas y una expresión un tanto fúnebre...Pasaron los días y de mi cabeza no se iba aquel aspecto de funeral donde la mirada está perdida. Sin embargo al día siguiente sufría de estreñimiento; empujaba y empujaba, mi cabeza se volvía roja y los ojos se me cerraban como los puños que tenía cerrados. Entonces me pregunté si mi muerte sería dolorosa hasta ese extremo...Esta tarde tuve un ataque de angustia preguntándome sobre las adversidades de la vida acerca de nuestro final. Cualquier dolencia es signo de fatalidad y fui al médico para consultarle. Me recetó un valium 10mg y un supositorio de glicerina; uno para dormir y otro para el estreñimiento de por la tarde y me aseguró que todo ya pasaría. Soñé en la siesta sobre las tristezas del alma que se hacían leves y también sobre el dolor del estreñimiento. Dormí en mi hotel relajado en cama y también cagado pues una camarera dio un grito de alarma porque pensó hallar a un muerto que debido a mi sueño profundo y el mal olor, yo estaba ya en el otro mundo...Al despertar me sentía feliz como un niño viendo como el director del hotel, con un pañuelo en su rostro, me decía abandonar urgentemente el hotel...
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Se que vendrás dentro de poco tiempo. Llevas dos días avisando tu
llegada y te pido que para cuando vengas, cambies tu nombre y no te
llames muerte. Ya no te tengo miedo. Tanto luchar contra ti y al final
siempre eres tú la que vence. Mi camino se acabará y pronto sabré que es
el final. Solo espero que aparezcas. Nunca me he sentido tan indefensa y
llena de valor. Mi deseo es morir cuando esté dormida, porque creo que
la despedida será más dulce. Serás como una luz que entra por la noche
en mi cuarto; sin hacer ruido ni alterar la tranquilidad de esta casa.
No me haré la dormida...sé que en el fondo eres una amiga y te portarás
bien conmigo. No despiertes a Daniel porque lleva varios días
intranquilo y casi agotado. Déjale dormir.
De siempre me has dado
miedo por temor a perder lo que la vida me ha dado. Siempre te miraba
como a una sombra oscura que hace desdichada a la familia; un esqueleto
llevando al hombro una guadaña afilada dispuesta a segar la vida de
cualquiera. Tu nombre siempre me dio miedo por eso ahora quiero que lo
cambies. Cuando te presentes no reprocharé lo que me haces dejar en esta
vida. Cuesta decir esto porque todo lo que voy a perder me costo mucho
conseguirlo. Ahora soy consecuente con la suerte que me ha tocado...lo
dejo todo pero me llevo el amor que dí y recibí.....