El ratón que por ser, lo fué todo sin esperarlo

Con mis bigotes de roedor exploro el mundo. A veces estoy ausente en mi madriguera y otras, salgo a la vida exterior a ver qué se me ofrece...El mundo para un ratón como yo está lleno de misterios; pero no soy un ratón normal: pienso, luego existo...Con mucha cautela me adentro en las casas de los vecinos, en los bares y supermercados y hasta en las iglesias para expiar las confesiones de quién se confiesa. A veces mi vida es arriesgada por los gatos callejeros o por las trampas que la gente pone para los de mi especie. Una mujer me tiene miedo cada vez que me ve. Cuando entro en su cocina que por cierto es buena cocinera y me sorprende, da voces para llamar a su marido que entra con su escoba para barrerme. Paso miedo pero nunca me atrapa por ser un hombre muy mayor de edad...La tarta de queso es exquisita, la recomiendo.

Los ratones de mi especie no me comprenden ni yo los comprendo. Carentes de la noción para pensar, tan sólo se preocupan de la comida y la procreación...Pero a mi me gusta una buena película en el cine, escuchar música en un Pub o comer un trozo de pastel cuando lo tiran a la basura.  Alguna ratona me pretende de forma arcáica y no como lo hce Penélope Cruz en el cine o los novios en los parques...He de reconocer que estoy enamorado de una mujer; no lo puedo evitar. La persigo cuando va al gimnasio y me escondo en los vestuarios para verla desnuda...La persigo cuando se va a dormir o cuando hace cosas que para los humanos son tabú...Disfruto de una libertad que pocas criaturas tienen. Ella ahora creo que esta en nupcias.

Ya llegan los días de lluvia. El año pasado me resfrié por las corrientes de frío. Cuando llegan estas fechas tengo la residencia de invierno. Es una casa donde no hay gatos ni malos rollos. Duermo en un buén colchon y la dueña, una mujer viuda, cuando me ve por la casa me da de comer de su mano: es agradable y de voz cálida, quizá con sentimiento de soledad. Este año me ha tejido un abriguito de lana...Vemos la televisión, escuchamos la radio y me da vitaminas para ratones colorados compradas en un veterinario. Pero nada más llegar la primavera o el buén tiempo, salgo disparado a la calle como a quien le falta la vida. Hago recorridos y me adentro en sitios extraños para aprender de los humanos cosas interesantísimas. Los demás ratones se afanan en buscar comida para su nueva prole y no me comprenden cuando les indico sitios fáciles para aprovisionarse...

Con mis bigotes y mi inteligencia, exploro el mundo. He aprendido a leer en las escuelas, de polizón he viajado a ciudades por todo el país y sé lo que es el mar salado o el mar del espíritu humano...Sin embargo me hago viejo. No lo puedo evitar. Nací al lado de un cementerio atómico y por cosas de la vida y la ciencia, pienso como cualquier otra persona. Mis reflejos no son los mismos y ya, me siento un poco cansado...He estado al borde de la muerte varias veces y hasta he visto a la gente deseperarse por las cosas de los humanos y el devenir de las cosas. Ya no corro como corría antes de joven.

Durante mucho tiempo he pensado mucho acerca de la filosofía para vivir en paz. Estuve perdido cuando me preguntaba el por qué de las cosas y hasta he llorado delante de un espejo al ver a ese ratón que soy yo. Me llamo Felipe. El tiempo pasa muy rápido y el día menos pensado un gato me comerá o una persona me cazará porque ya estoy viejo y sé que de este invierno, no paso...

Siento el silencio de mi corazón, recuerdo a mi amada que por fín creo se ha casado y la enfermedad de la vejez me ha visitado azotándome como una tormenta. La señora viuda que me cuida en los largos inviernos ya me llama pues ella fué quien me puso nombre. Está enferma, se le ha caido el pelo de aquí a unos días y yo le hago la compañía que le falta. A veces robo algún regalo y se lo llevo a la cama. Su sobrina sabe de mi existencia y no le caigo bién pero la señora le advierte que me deje en paz...A veces no come y vomita mucho; así es el cáncer y no la dejaré...Poco a poco la vida va pasando. Tengo cuatro años intensos en vida y una eternidad que dará fin a la casualidad o el milagro producido por un deshecho nuclear...Creo que nunca más saldré de esta casa porque mi fín también está cerca de la misma enfermedad...

No saben ustedes las vueltas que le he dado a la vida ni cuando en mi fracaso por saber, me equivoqué...Pero con mis bigotes de roedor y mi constancia, tengo mis ideas propias y eso amigos míos, valen más que el oro del Perú. En estos tiempos convulsos del país, estamos a merced de la desinformación. Quién no se procuró en su vida interior una estabilidad, es una hoja perdida en la marabunta. Yo no soy político ni los ratones tenemos partidos pero si sé que una persona sin convicciones firmes sean las que sean, es un peligro inminente para el y la sociedad. Un país no se mueve por el dinero sino por la calidad de vida de sus habitantes...y aquí la mayoría, son gente que está perdida apoyándose en una quimera...