miércoles, 13 de enero de 2010

Lucha de gigantes

La soledad se escapaba de su pensamiento. Estaba en el tic tac de su despertador, en la lluvia que se escuchaba en la ventana, en escuchar la puerta del vecino al cerrarse, en su respiración, en las fotografías mudas de la casa, en los muebles y en los ecos de su recuerdo, en escuchar el goteo de un grifo mal cerrado o allá al final del pasillo, cuando la nevera se ponía en marcha...todo era soledad.
Cada día era un reto a la supervivencia donde la nada, inundaba lo más profundo de su ser. Su desesperación asomaba las orejas de un lobo que anunciaba auténticas señales de locura. Su mente gritaba en el silencio de su boca y cada día, desembocaba en una calle plena de pasos perdidos, pasos que se mezclaban con miradas llenas de nada y luchaba por no llorar; luchaba en una pelea sin fín contra lo que no tenía forma. Su pecho le oprimía con angustias abstractas y parecía que todo iba a estallar de un momento a otro...
En ese momento se abrazó a lo que ya no creía tener para salir de esas situaciones de crisis. Se armó de valor sincero y todo quedó en calma. Siempre como siempre, ocurría lo mismo para salir un poco de ese abismo. Pidió a los cielos que aquello tardara en volver y como una niña indefensa, se quedó dormida...

2 comentarios:

InsolenZe dijo...

Me describes?
Hoy mi dia ... fue asi!!!
Besos vecino.

Anónimo dijo...

Todos hablamos de soledad, nadie la conoce hasta que esta llega y se instala dentro de uno mismo.
Namyra