martes, 3 de junio de 2025

Te ví.

 


 

 

 Cada persona es un mundo por descubrir en su intimidad aunque solo sea por imaginación. Las salas de espera de los hospitales son un río de gente cada una con un motivo de estar ahí.
Estoy sentado frente a las escaleras mecánicas y la gente asoma su cabeza poco a poco mientras emergen a la planta 3; como quién aparece de la nada para dirigirse a la consulta de espera...Mi espera es larga.
La gente desfila delante de mi y yo la escaneo con la mirada. Hay quien se arregla para ir al hospital como quien va a una fiesta y hay quien está ingresado con un pijama y unas alpargatas. Están las chicas de los tatuajes mostrando muslos y pechos, brazos y hasta cuello donde el artista de turno
se ha explayado en su piel. Están las mujeres mayores que andan perdidas como en un bosque con su marido en silla de ruedas y está la chica de la limpieza que la compadezco cuando tiene que limpiar los servicios de un hospital...
Puedo pasarme las horas mientras espero y mi mirada está viva como la imaginación. A veces sonrío, otras me pongo serio y otras ayudo a quién está perdido y no encuentra la consulta. Pero mi mundo interior me ayuda a pasar largas horas de espera hasta que hoy la vi de las escaleras al pasillo, del pasillo a la consulta con su hijo que ya es un mozalbete. Me ha visto y creo que no me ha conocido o lo ha disimulado. Ella aun conserva sus formas y su voz a cambiado un poco mas grave debido al tabaco. Me ha vuelto a mirar como quien escarba en la memoria y entra con su hijo en la espera de la consulta. Pasa el tiempo con sus recuerdos. Me deslizo en momentos de cuando nos conocimos y en el momento donde decidí dejarla para el olvido...Sale es la sala y me vuelve a mirar mas fijamente cuando me reconoce en un gesto de la mirada y con la mirada me dice que me espere, que quiere hablar conmigo. Ahora sé que no me ha olvidado.
Pasan los minutos como la gente desfila delante de mi. Ella no sale de la espera en la consulta y yo recuerdo perfectamente por qué la dejé. Conozco la mirada de la gente conocida y sé de seguro que no quiere solo saludarme sino, algo mas. Calibro las causas del momento y no me apetece saludarla. Me levanto y me voy al pasillo del fondo esperando su reacción cuando venga por mi. A los 10 minutos vuelve a salir para buscarme y solo se encuentra el sitio: La examino y observo su cara de decepción. Pasados 10 minutos más sale con su hijo mas seria que nunca y es por mí.
Vuelvo a mi sitio y el carrusel de gentes no para...cada uno con su historia.

 

 

5 comentarios:

Susana Moreno dijo...

Hay recuerdos que es mejor olvidar. Un beso

Campirela_ dijo...

Un relato con una lectura, la vida siempre nos sorprende.
Un abrazo.

Nuria de Espinosa dijo...

Las largas sala de espera donde a veces pasamos demasiado tiempo. Por suerte la vida en ocasiones nos da un respiro, hay que vivir no queda otra lo mejor posible. En los ultimos dos meses, llegué a asquearme de las salas de espera compartidas, pero siempre con algo de optimismo se saca algo bueno, y en mi caso ha sido conocer a gente estupenda.
Ahora a serguir adelante. Como bien dices cada uno tiene su historia. Un abrazo

José A. García dijo...

Algunas veces, para no decir que casi todas, lo mejor es no volver a ver a la gente que ya se ha ido de nuestras vidas, aunque duela.
No, más que nada aunque duela.

Saludos,
J.

Bubo dijo...

Yo cada vez que voy al hospital llevo un kit completo de supervivencia. Agua, libro electrónico, móvil y cables para todo. Monedas para las máquinas de comida... Y desde luego, mejor esa sala que las de Urgencias.